martes, 22 de noviembre de 2016

Leyendo... Josué capítulo 3


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LECTURA DIARIA:
Josué capítulo 3

La distancia entre Sitim y el río era como de una legua más o menos. No era una marcha cualquiera porque Israel probablemente contaba con una población entre adultos y niños de alrededor de un millón de personas. 
Por medio de los oficiales Josué dio algunas instrucciones acerca del arca del pacto que debía ser llevada por los sacerdotes levitas.
El pueblo debía mantener una distancia de dos mil codos o sea unos 900 metros de distancia entre el pueblo y el arca. Contenía el arca entre otras cosas, dos tablas de los diez mandamientos y representaba la presencia de Dios guiando a su pueblo.
En el versículo 7 vemos que Dios iba a exaltar a Josué, no para que se vanagloriara sino para que Israel supiera que Jehová estaba con él así como había estado con Moisés.
La orden de dios a Josué era ¡Al llegar al borde del río, los sacerdotes debían entrar en él! En ese tiempo el río solía desbordarse por todas sus orillas. Mantener en alto el ánimo y la moral de esa multitud fue el desafío de Josué en ese momento. Josué se acordaba de los grandes hechos de Dios, incluyendo el cruce del Mar Rojo. También sabía que era Dios hablándole; recordaba aquellas palabras cuando le dijo que "se esforzara y que fuera valiente".
Josué dijo al pueblo lo que había recibido de Dios. Hizo claro que su mensaje tenía su origen en Dios: "Escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios". Josué quería hacer sobresalir el hecho de que Jehová estaba en control de estos eventos: 1) El estaba en medio. 2) El echaría delante de ellos a los moradores paganos de Canaán.
Josué dió instrucciones específicas al pueblo. El arca del pacto pasaría primero el río. Recordemos que el arca representaba la presencia visible de Dios. Sería Él quien haría que las aguas se dividieran.
El arca tendría que entrar en el río, pero los sacerdotes tendrían que llevarla. Si ellos creían el mensaje de Dios por medio de Josué, ellos tendrían que entrar en el río también, aunque supieran que estaba hondo. La manifestación de su fe sería de hacer exactamente esto. Así les mandó Josué.
Cuando los pies de los sacerdotes, que llevaban el arca, tocaron la orilla del río, las aguas de arriba se detuvieron en un montón. La gran multitud de cientos de miles pasó en seco.
El cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida es uno de los puntos más culminantes en la historia de Israel. Dios mostró que era fiel a su palabra y su poder milagroso a favor de su pueblo, según la necesidad.

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