miércoles, 30 de noviembre de 2016

Leyendo... Josué capítulo 11


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LECTURA DIARIA:
Josué capítulo 11

Al enterarse de las victorias de Josué en el sur, Jabin, rey de Hazor, reunió una coalición de monarcas norteños para ofrecerle combate a Josué. Hazor era una ciudad grande e importante situada a unos 16 km al noroeste del mar de Galilea.
Había dos reyes de Hazor con el mismo nombre de Jabín. El otro, aparentemente un gobernante débil. El rey Jabín de esta historia fue muy poderoso, ya que pudo efectuar una alianza con docenas de reyes. Al parecer, Jabín llevaba una ventaja clara y sus fuerzas superaban en número a las de Josué. Pero los que honran a Dios pueden ser victoriosos a pesar de la desigualdad de condiciones.
La victoria de Josué en Hazor fue uno de sus triunfos más significativos. Esta ciudad era una gran fortaleza, estratégicamente ubicada sobre la ruta principal entre Egipto y Mesopotamia.
Los invasores victoriosos regularmente dejaban intactas las ciudades capturadas, mudándose a ellas y convirtiéndolas en centros de comercio y defensa. Por ejemplo, Moisés profetizó que Israel ocuparía ciudades que ellos no habían construido.
Sin embargo, quemaron la ciudad de Hazor. Como capital anterior de esa tierra, simbolizaba la cultura impía que Israel había llegado a destruir. Además, su captura y destrucción rompió la columna vertebral de la federación y debilitó la capacidad del pueblo para resistir.
Josué obedeció cuidadosamente las instrucciones dadas por Dios. Este tema de la obediencia se repite frecuentemente en el libro de Josué.
El territorio que Josué había conquistado se extendía desde el monte Halac, al sur del Mar Muerto, hasta el monte Hermón, al norte; desde el mar Mediterráneo hasta el valle del Jordán. Se había cumplido la promesa que Dios le hizo a Abraham.
La conquista de la mayor parte de la tierra de Canaán parece haber sucedido rápidamente, pero en realidad tomó siete años.
La presencia militar de Josué se había consolidado de tal manera que ninguno osaba retarlo. Cuando Israel descansó de la guerra le fue permitido establecerse pacíficamente y gozar de la herencia prometida.

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