lunes, 21 de noviembre de 2016

Leyendo... Josué capítulo 2


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LECTURA DIARIA:
Josué capítulo 2

Sitim era un sitio en Moab, al este del río Jordán y frente a Jericó. Desde allí Josué envió dos espías a esa ciudad, necesitaba información estratégica acerca de la ciudad para la batalla que se avecinaba.


Un hecho notable de esta incursión en Canaán es el encuentro de los espías con una mujer prostituta llamada Rahab quien los recibió y alojó en su casa.
El rey se dio cuenta de la presencia de los enviados y los mando a buscar a casa de esta mujer, pero Rahab les mintió a los oficiales de la ciudad al decirles que los espías habían salido de su casa cuando en realidad estaban escondidos allí.
Los residentes de Jericó ya se habían dado cuenta de los milagros sobrenaturales que el pueblo de Dios había experimentado; habían cruzado el Mar Rojo para salir de Egipto y además habían logrado una victoria sobre los dos reyes de los amorreos en el otro lado del Jordán. Estos acontecimientos históricos convencieron a Rahab que fueron milagros hechos por Dios. Todo el pueblo de Jericó temía a Israel.
Rahab recibió una recompensa por su fe y bondad en salvar la vida de los espías. Ellos le prometieron salvar su vida y la de sus familiares durante la invasión pronta a Jericó por Israel.
La casa de Rahab estaba en el muro. Sin duda la distancia entre la casa y la tierra era bastante larga y por eso necesitaba la cuerda. En vs. 16 ella los dirige hacia un monte. Según la geografía del área sólo había montañas al este de Jericó. En cualquier otra dirección era como valle. El Río Jordán quedaba al oriente de Jericó y el pueblo de Israel al otro lado de dicho río. Quiere decir que Rahab dirigió a los espías en la dirección opuesta de donde estaba acampado el pueblo de Dios. Al mismo tiempo, es lógico concluir que sus perseguidores salieron hacia el río en búsqueda de ellos. Por tanto, los espías y sus seguidores salieron en dirección opuesta. En todo eso vemos la sabiduría de Rahab y la mano de Dios en actuar a favor de su pueblo.
Los espías prometieron rescatar a Rahab y a su familia bajo algunas condiciones; según Josué 2:18-20, el cordón de grana tenía que ser atado a la misma ventana. Todos tenían que estar adentro de la casa en el momento del ataque. No podían divulgar este asunto a nadie.
El informe que los espías llevaron a Josué fue alentador. Toda la gente del país desfallecía debido a Israel; no tenían sabiduría para rendirse ni valor para pelear. Pero lo más importante era que Dios había entregado esa tierra en manos del pueblo de Israel.

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