martes, 29 de noviembre de 2016

Leyendo... Josué capítulo 10


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LECTURA DIARIA:
Josué capítulo 10

Con la caída de Jericó y de Hai, así como con la derrota de Gabaón, los israelitas estaban tendiendo un puente entre el norte y el sur. Poco a poco se hacían dueños de la tierra.
Gabaón se había rendido a Josué en lugar de pelear. Su deserción enfureció al rey de Jerusalén, quien formó una confederación con cuatro de los reyes vecinos para atacar a Gabaón. Este fue el primer intento serio de Canaán por resistir.
La respuesta de Josué pone de manifiesto su integridad. Después de haber sido engañado por los gabaonitas, Josué y los líderes podrían haber sido lentos en su intento de rescatarlos. En su lugar, respondieron inmediatamente a su pedido de ayuda.
Esta coalición de reyes enemigos del sur en realidad ayudó a Josué y a su ejército. Ya que los enemigos estaban unidos y atacando a Gabaón, Josué no tenía que gastar el tiempo y los recursos requeridos para llevar a cabo campañas individuales en contra de cada ciudad fortificada representada en aquella coalición. Josué enfrentó a esta coalición de ejércitos con confianza y la derrotó en una sola batalla porque confiaba en que Dios le daría la victoria a Israel.
Para sorprender al enemigo, Israel subió de noche hasta Gabaón. Probablemente en la madrugada empezaron a enfrentar al enemigo, muchos de ellos estando dormidos. De allí Dios "llenó de consternación" al enemigo. Los sobrevivientes entre los enemigos huyeron pero fueron perseguidos por los israelitas. Israel mató a muchos por la espada. Pero Dios hizo aun más por ellos. Hizo que cayeran granizos desde el cielo trayendo la muerte de muchos más, aparte de los que murieron a espada.
Aquí podemos ver otra vez la actitud milagrosa de Dios de acuerdo con la necesidad de su pueblo. Dios detuvo el sol según la petición de Josué. Lo hizo para dar a Josué y a Israel el tiempo necesario para derrotar al enemigo.
Con la ayuda de Dios, Israel ganó la batalla contra cinco ejércitos amorreos. Josué dijo a sus hombres que nunca tuvieran miedo, porque Dios les daría victorias similares sobre todos sus enemigos.
Dios había mandado a Josué que eliminara el pecado de la tierra para que el pueblo de Dios pudiera ocuparla. Josué llevó a cabo este trabajo a la perfección, guiando al ejército unido para debilitar a los habitantes.
El Señor luchó por Israel. No podrían haber obtenido la victoria si Dios no hubiera dado la batalla.

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