jueves, 28 de febrero de 2019

Leyendo... Lucas capítulo 6



LECTURA DIARIA:
Lucas capítulo 6

En las leyes tradicionales judías había treinta y nueve categorías de actividades prohibidas en el día de reposo, cosechar era una de ellas.
Los maestros de la Ley iban aun un poco más lejos hasta describir diferentes métodos de cosechar, uno de ellos era restregar los granos con las manos, como los discípulos lo hicieron en esta oportunidad. La Ley de Dios decía que los agricultores no debían segar hasta el último rincón de sus campos, a fin de que viajeros y pobres comieran de su generosidad (Deuteronomio 23.25), de modo que los discípulos no eran culpables de robar granos.
Los fariseos pensaban que su sistema religioso tenía todas las respuestas. No aceptaban a Jesús porque no encajaba en su sistema.
Jesús, acusado de quebrantar el día de reposo, apeló a la historia de David (1Samuel 21.1-6). En cierta ocasión en que huyó del rey Saúl, él y sus hombres comieron este pan consagrado. Su necesidad era más importante que las reglas ceremoniales. Jesús apelaba al mismo principio: la necesidad humana es más importante que las leyes relacionadas con la observancia del día de reposo. Al compararse El mismo y sus discípulos con David y sus acompañantes, lo que Jesús en verdad decía era: "Si me condenan, también deben condenar al rey David".
Cuando Jesús dijo que es "Señor aun del día de reposo", reveló a los fariseos que tenía autoridad para denegar sus tradiciones y regulaciones porque El creó el día de reposo. El Creador siempre es más grande que la creación.
Según la tradición de los líderes religiosos, ninguna sanidad se podía hacer en Sabat. Era más importante para los líderes religiosos proteger sus leyes que liberar a una persona de su sufrimiento.
Los enemigos de Jesús estaban furiosos su odio combinado con su celo por la Ley los condujo a un complot homicida, en contra de la Ley.
Los escritores de los Evangelios destacan que antes de cada hecho importante en su vida, Jesús dedicaba tiempo para apartarse y orar. En ese tiempo se preparó para escoger a los integrantes de su círculo íntimo, los doce discípulos. Jesús seleccionó hombres "comunes" para que fueran sus discípulos y eran una mezcla de procedencias y personalidades.
Los versículos 20 al 23 se conocen como las Bienaventuranzas, palabra derivada del latín que significa "bendecido". Describen lo que significa ser un seguidor de Cristo. Vienen a ser normas de conducta. Contrastan los valores del Reino con los mundanos al mostrar lo que los seguidores de Cristo pueden esperar del mundo y lo que Dios va a darles.
Los judíos despreciaban a los romanos porque oprimían al pueblo de Dios, pero Jesús les dijo que debían amar a sus enemigos. Esas palabras apartaron a muchos de Cristo. Pero Jesús no hablaba de sentir afecto por los enemigos; hablaba acerca de un acto de la voluntad. Usted no puede "adquirir" este tipo de amor, sino un esfuerzo consciente.
Un espíritu perdonador demuestra que una persona ha recibido el perdón de Dios. Jesús usa la figura de medir granos en canasta para asegurarse la cantidad total. Si somos críticos antes que compasivos, también recibiremos crítica en recompensa. Si tratamos a otros con generosidad, con gracia y con compasión, sea como sea, estas cualidades volverán a nosotros en mayor medida. Debemos amar a otros, no juzgarlos.
Jesús no decía que obviemos las cosas erróneas, sino que no debemos preocuparnos con los pecados de otros al grado que pasemos por alto los nuestros.
Jesús nos recuerda que nuestro hablar y acciones revelan nuestra creencia, actitudes y motivaciones verdaderas. Las buenas impresiones que tratamos de dar no duran si nuestros corazones son engañosos. Lo que está en su corazón se reflejará en su vocabulario y conducta.
La obediencia a Dios se compara con la construcción de una casa de sólido base que permanece firme en medio de las tormentas. Cuando la vida está en calma, el fundamento no parece importar. Pero cuando las crisis vienen, se prueba nuestro fundamento.

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