lunes, 4 de febrero de 2019

Tiempo... Mateo 28. 6 - 7



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“No está (Jesús) aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: Ha resucitado, y va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán.” Esto es lo que yo tenía que decirles”.  Mateo 28. 6 – 7


Esta es la recompensa para aquellos que obedecen y siguen a Jesús: experimentar sus promesas y poder decir “tal como Él dijo en su palabra, me pasó”. Nadie puede experimentar a Dios en nuestro lugar. Es algo sumamente personal y de ninguna manera puede ser colectivo. Podremos acudir a reuniones donde se adore Su Nombre, estudios donde se exponga Su Palabra, pero nunca tendremos un acercamiento y una experiencia de Dios si no comenzamos a tener acción directa con ellas.
El ángel les dice a las mujeres que vayan y corroboren que lo que Jesús dijo, realmente sucedió. “Vengan a ver el lugar donde lo pusieron” a veces para nosotros también es necesario “ir” y corroborar que es cierto lo que Dios está haciendo en nuestras vidas.
El Señor hace milagros increíbles y es necesario hacer una pausa y confirmar los hechos tan impresionantes y dar el reconocimiento a Dios diciendo:
Gracias por cumplir con tus promesas!!!
Pero el poder experimentar la realización de una promesa de Dios no termina en la vivencia misma. Es necesario que se comparta para que cumpla con su propósito último, “vayan pronto a decirle a sus discípulos”. Las buenas noticias deben ser compartidas. Si compartimos con nuestros conocidos un buen lugar para comer, una buena película, un bonito lugar para ir de vacaciones, ¿cuánto más deberíamos compartir lo que está cumpliendo el Señor en nuestras vida?
No nos tiene que dar temor el ser señalado por compartir a Jesús. Jesús fue llevado a la cruz por compartir las enseñanzas del Padre, fue señalado, golpeado, vituperado, humillado hasta donde no se podía humillar más.
Aquellas personas que rechacen y les moleste que estemos siendo transformado y que queramos cada día crecer más en Dios, simplemente no son buenos amigos.
Dios nos enseña y deja promesas, nosotros debemos creerlas y vivirlas para finalmente poder compartirlas.
Compartamos a los demás lo que el Señor ha hecho en nosotros.
Dios les bendiga abundantemente.

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