miércoles, 27 de febrero de 2019

Tiempo... Lucas 5. 4 - 11



TIEMPO DE REFLEXIÓN

"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron"  
Lucas 5. 4 – 11.

Jesús da una orden a Simón (Pedro) que es el experto pescador de echar las redes después de un día de arduo trabajo donde no habían conseguido nada. Pedro pudo haber dudado en su corazón y decirle a Jesús: “¿qué sabes de pesca y del mar si nunca has hecho este trabajo, si sólo eres un carpintero?” Pero no fue así, Pedro vio una rara autoridad en Jesús que le llevó a decir: “en tu palabra echaré la red”. Pedro con toda su experiencia estaba dispuesto a probar otra vez, aunque estaba cansado.
¿Cuán dispuestos estamos a obedecer la Palabra de Dios, cuando el Señor nos da una orden que va contra nuestra lógica o que choca contra nuestro sentido común?
No basta nuestra capacidad y experiencia para resolver algunas situaciones de la vida. Como hijos de Dios, necesitamos ser guiados por Dios y depender de Él siempre. Muchos se rinden en la vida cristiana porque se creen autosuficientes y excluyen a Dios de participar de algunas áreas de su vida.
Cuando llegamos a Dios con lógica y razonamiento, llenos de esquemas mentales como argumento, es imposible obedecerlo absolutamente. Debemos ser humildes y crucificar nuestro ego, para poder reconocer que necesitamos su ayuda y su consejo.
Sólo caeremos de rodillas ante la soberanía y autoridad de Jesús cuando veamos cuán débiles y necesitados somos del poder y el amor de Dios. Si queremos ver milagros en nuestras vidas y ver los problemas resueltos necesitamos humillarnos y obedecer.
Si queremos que otros se sometan a nuestra autoridad primero tenemos que someternos a la autoridad de Dios. Pedro entendió esto y por eso sus compañeros de pesca, ante la orden de pescar de nuevo lo siguieron sin importar la hora y las circunstancias adversas para hacerlo. Si queremos un milagro, tenemos que fiarnos de la palabra de Jesús cuando nos dice que probemos lo imposible primeramente obedeciéndole.
La autoridad viene de obedecer a Dios y estar en comunión con Él. Si queremos que otros sigan a Jesús primero debemos hacerlo nosotros, entonces podremos entender lo que Jesús dice: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”.
Dios les bendiga abundantemente.

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