TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Dichoso
el hombre que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado
recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que
lo aman.
Cuando alguno se sienta tentado a hacer lo malo, no piense que es
tentado por Dios, porque Dios ni siente la tentación de hacer lo malo, ni
tienta a nadie para que lo haga. Al contrario, uno es tentado por sus
propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen. De estos malos deseos
nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la
muerte”.
Santiago
1. 12 – 15
Generalmente
el pecado es la conclusión de un proceso donde casi siempre está involucrada la
tentación. La tentación se define como instigación o estímulo que induce el
deseo de algo, es decir es el deseo de participar o hacer algo que no es del
agrado de Dios, pero que a nosotros podría traernos una satisfacción para
nuestra carne.
La
vida del cristiano no es una vida fácil, la cual requiere de esfuerzo y trabajo
y es que es una lucha constante contra la tentación. El hecho de ser cristiano
no quita de que la persona no tenga las mismas tentaciones que tenía antes de
entregar su vida a Dios. Y es que nadie está exento de las tentaciones, incluso
el mismo señor Jesús fue tentado.
Muchas
veces pensamos que es Dios el que nos manda las tentaciones pero Santiago nos
dice en el versículo 13.
Dios
puede probar a sus hijos pero nunca los inducirá a hacer el mal, como hizo con
Abraham cuando le dijo que sacrificase a Isaac.
La
fuente de la tentación viene de satanás, el cual nos lleva al pecado por medio de
tres vías como dice 1 Juan 2.15-16 "No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no me está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo."
Podemos ver que el diablo usó lo mismo para tentar a Adán y Eva como también a
Jesús.
Los
deseos de la carne “el árbol bueno para comer; convertir las piedras en pan”.
Los
deseos de los ojos” deleite para la vista; los reinos del mundo”.
La
vanagloria de la vida “la sabiduría; échate abajo y no pasará nada”.
Para
vencer a la tentación debemos de estar preparados, y esa preparación viene por
medio de llenar nuestro corazón con la Palabra, meditando cada día en ella y
pidiendo a Dios que nos hable cada día a nuestras y guardándola en nuestro
corazón. Estaremos preparados a través de la oración, de tener una relación
diaria y constante e íntima con nuestro Padre y eso solamente lo conseguiremos
si buscamos a Dios y pasamos tiempo con él por medio de la oración.
La
tentación siempre va estar ahí y depende de nosotros y de cómo estemos de
preparados para poder superarla o de caer en ella y llegar a pecar.
Dios
les bendiga abundantemente.
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