TIEMPO DE REFLEXIÓN
“El Señor sabe librar de la
prueba a los que viven entregados a él, y sabe tener a los malos bajo castigo
para el día del juicio.
El Señor castigará sobre todo a los que siguen
deseos impuros y desprecian su autoridad. Son tercos y atrevidos, y no tienen
miedo de insultar a los poderes superiores; en cambio, los ángeles, aunque
tienen más fuerza y autoridad, no se atreven, de parte del Señor, a condenar
con insultos a esos poderes. Esos hombres son como los animales: no tienen
entendimiento, viven sólo por instinto y nacen para que los atrapen y los
maten. Hablan mal de cosas que no entienden; pero morirán de la misma manera
que los animales, sufriendo por lo que han hecho sufrir a otros. Se creen
felices entregándose al libertinaje en pleno día. ¡Son una vergüenza y un
escándalo cuando los acompañan a ustedes en sus fiestas, divirtiéndose con sus
placeres engañosos! No pueden ver a una mujer sin desearla; no se cansan de
pecar. Seducen a las almas débiles; son expertos en la avaricia; son gente
maldita. Andan perdidos, porque se han desviado del camino recto. Siguen
el ejemplo del profeta Balaam, hijo de Bosor, que quiso ganar dinero haciendo
el mal”.
2 Pedro 2. 9 – 15.
Dios libra de la prueba y el
juicio a aquellos que vive conforme a sus enseñanzas, mientras ejerce su
justicia sobre la existencia.
Quien vive conforme a su
naturaleza terrenal y desprecia la verdad es osado y soberbio pues ha dado
preeminencia a su ser por encima de todo, pero quien actúa así no tiene
esperanza de vida eterna. Su mismo atrevimiento y arrogancia hace que no tengan
ningún reparo en despreciar los seres espirituales existentes.
Mientras el hombre en su
arrogancia y atrevimiento desprecia a los seres espirituales, los ángeles que
tienen una mayor fuerza y poder no pronuncian palabra alguna en su contra pues
permanecen en la presencia del Señor. Su mensaje es una clara exhortación a
aquellos que usan palabras arrogantes y de desprecio para con los seres
espirituales, para que mejor guarden sus palabras y callen.
Quien calla actúa con mayor
sabiduría que aquel que habla.
Aquellos que hablan mal,
maldicen, y condenan a los seres espirituales no tienen entendimiento, ni
discernimiento acerca de lo espiritual. Quien así obra solo lo hace guiado por
su naturaleza terrenal, ellos son atrapados y cercenados por sus propias
declaraciones blasfemas. Su castigo es el justo pago por sus injustas palabras
y acciones.
Quien vive bajo el influjo
del pecado solo puede entregarse al placer que vive en un completo desenfreno
en su ser. Aunque parezcan ocultos sus actos desenfrenados a la vista de todos,
sus pasiones tarde o temprano les delatan.
Quien vive en su naturaleza
carnal permanece lleno de promiscuidad y su ser se vuelve insaciable para
buscar el placer. Tienen una gran habilidad para seducir a los inconstantes en
el camino de la verdad, pues contaminan tu ser con sus palabras y acciones, la
ruindad consume su ser en el deseo y el placer.
Pedro con gran conocimiento
de las escrituras usa los ejemplos como una reflexión para aquellos que van por
el camino de la verdad. Y que mejor ejemplo que Balaam que siendo profeta del
Señor desvió su camino por la avaricia que consumía su ser y se fue en contra
del pueblo del Señor.
Dios les bendiga
abundantemente.
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