LECTURA
DIARIA:
2
Pedro capítulo 3
Los
burladores de los últimos días dirán que Jesucristo nunca volverá, pero Pedro
refutó su argumento explicando el plan maestro de Dios en el tiempo. Los
"postreros días" es el tiempo intermedio entre la primera y segunda
venida de Cristo.
En
la época de Noé la tierra fue juzgada mediante el agua; en la segunda venida de
Cristo será juzgada por el fuego.
Dios
pudo haber parecido muy lento para estos creyentes cuando afrontaban la
persecución cada día y anhelaban ser librados. Pero Dios no es lento y no actúa
de acuerdo con nuestra medición del tiempo. Jesucristo está esperando que más
pecadores se arrepientan y se vuelvan a Él.
El
día del Señor es el día del juicio de Dios en la tierra. Aquí se menciona como
referencia al regreso de Cristo. La segunda venida de Cristo será sorpresiva y
terrible para quienes no creen en El. Pero si estamos limpios en lo moral y
vigilantes en lo espiritual, no nos tomará por sorpresa.
El
propósito de Dios para el ser humano no es destruirlo sino recrearlo. El
purificará los cielos y la tierra con fuego, y luego hará una nueva creación de
ambos. Podemos mirar con gozo hacia adelante, hacia la restauración del mundo
bueno de Dios.
No
debemos ser ociosos ni sentirnos satisfechos de nosotros mismos por el hecho de
que Cristo no haya regresado todavía. Por el contrario, nuestra vida debe
expresar nuestra gran expectativa en su venida.
En
el tiempo en que Pedro escribió, las cartas de Pablo ya habían logrado una amplia
reputación. Pedro habla de las cartas de Pablo como si estuvieran a un mismo
nivel con "las otras Escrituras". La Iglesia primitiva ya las
consideraba inspiradas por Dios.
Pedro
y Pablo tenían muy diferentes conocimientos y personalidades, y predicaron
desde diferentes puntos de vista. Pablo ponía énfasis en la salvación por
gracia, no por la ley; mientras que Pedro prefería hablar de la vida y el
servicio cristianos. Los dos no se contradijeron; más bien, siempre se tuvieron
alta estima. Los falsos maestros usaron mal los escritos de Pablo con todo
propósito, tergiversándolos a fin de tolerar el desorden.
Pedro
les advierte a sus lectores que deben evitar los errores de esos maestros
perversos al crecer en la gracia y el conocimiento de Jesucristo. Cuanto más
conozcamos a Cristo, tanto menos nos atraerá la enseñanza atractiva de los
falsos maestros.
Pedro
concluye su breve epístola de la misma forma que empezó, exhortando a sus
lectores a crecer en la gracia y el conocimiento del Señor y Salvador
Jesucristo, conociéndolo cada vez más. Este es el paso más importante para
refutar a los falsos maestros. Sin que importe dónde nos hallemos en nuestro
viaje espiritual ni cuán maduros seamos en nuestra fe, el mundo pecaminoso
siempre se enfrenta a nuestra fe de una u otra forma. Nos queda todavía mucho
camino por recorrer. Si cada día hallamos formas de acercarnos más a Cristo,
estaremos preparándonos para defender la verdad en todas las circunstancias.
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