TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Por medio de Silvano,
a quien considero un hermano fiel, les he escrito esta breve carta, para
aconsejarlos y asegurarlos que las bendiciones que han recibido son prueba
verdadera del amor de Dios.
¡Permanezcan fieles a ese amor! La iglesia que
está en Babilonia, la cual Dios ha escogido lo mismo que a ustedes, les manda
saludos, y también mi hijo Marcos. Salúdense unos a otros con un beso de
amor fraternal. Tengan paz todos ustedes, los que pertenecen a Cristo”. 1 Pedro 5. 12 – 14
Los finales siempre son
duros y despedirse es difícil para encontrar las palabras adecuadas, en
ocasiones es mejor no decir nada, otras veces es mejor dar un discurso, pero
sea como sea lo verdaderamente importante es una despedida es que sea el
corazón el que hable, que sea sincero porque esto es lo que queda, las palabras
que salen de lo profundo del interior.
Y así también nos
encontramos con Pedro despidiéndose, hablando con el corazón, con palabras
sinceras, "por conducto de Silvano, nuestro fiel hermano (porque así
lo considero), os he escrito brevemente, exhortando y testificando que esta es
la verdadera gracia de Dios. Estad firmes en ella. La que está en Babilonia,
elegida juntamente con vosotros, os saluda, y también mi hijo Marcos. Saludaos
unos a otros con un beso de amor. La paz sea con todos vosotros los que estáis
en Cristo."
Toda la carta de Pedro tiene
un centro, la vida del cristiano contiene sufrimiento y el sufrimiento es uno
de los medios utilizados por Dios incluso Pedro llega a afirmar "exhortando
y testificando que esta es la verdadera gracia de Dios." Sí, el
sufrimiento es parte de la gracia de Dios, la gracia que nos escogió y nos
llevó a los pies de la cruz donde hemos encontrado vida.
¡Animémonos y permanezcamos
firmes en la gracia!
No dejemos que las
tormentas, el sufrimiento, el dolor, las pruebas nos tumben, no dejemos que la
ansiedad por las circunstancias nos quiten la paz, dejemos nuestras almas en
las manos del Padre y solamente descansemos en Él y que la paz sea con todos nosotros,
porque sin duda la necesitamos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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