viernes, 20 de septiembre de 2019

Tiempo... 1 Juan 4. 4 - 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Hijitos, ustedes son de Dios y han vencido a esos mentirosos, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.
  Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, y los que son del mundo los escuchan. En cambio, nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. En esto, pues, podemos conocer quién tiene el espíritu de la verdad y quién tiene el espíritu del engaño”.  1 Juan 4. 4 – 6.

¿Cómo saber cuáles son los gustos de una persona? Muy sencillo, no hay más que fijarse que música escucha, que programas y canales de televisión ve y su historial de internet. Con esto podríamos hacer sin duda un pequeño retrato de sus gustos y seguro que no fallaríamos. Pero hay algo que demuestra mucho más los gustos de una persona, esto son sus conversaciones.
Nuestras conversaciones son sobre cosas que nos interesan, sería extraño ver a dos niños hablando acerca de física cuántica, en cambio es muy posible que hablen del último muñeco que le han comprado o de su última travesura.
Lo que hablamos deja visible nuestros intereses, y sobre esto Juan escribe
En este pasaje.
¿Cuáles son nuestros temas de conversación favoritos? ¿Los del mundo o los de Dios? ¿Puede un hijo de Dios únicamente hablar de lo que está en el mundo y no hablar nada acerca de Dios?
Esta es una de las evidencias del verdadero cristiano, le gusta hablar de Dios, le gusta compartir con otros lo que descubre sobre Dios en la Biblia, disfruta comparando incluso doctrinas sin querer convencer a nadie. Hablar de Dios no es más que la muestra de que lo conocemos y que le amamos.
Cualquier enamorado no deja de hablar de la persona a la que ama, está todo el día en su cabeza, los que somos de Dios no deberíamos dejar de hablar de Dios nunca, debería ser el tema central de conversación y esto nos llevará a juntarnos con otros que son de Dios, con otros con los que compartir la fe, con otros que estudian en la Biblia la esencia de Dios y la comparten.
El gozo es completo cuando hablamos de Dios, enriquece nuestro espíritu, lo eleva y lo fortalece.
Sería bueno hacernos esta pregunta ¿Podremos estar hoy todo el días sin hablar de Dios?
Dios les bendiga abundantemente.

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