domingo, 29 de septiembre de 2019

Tiempo... Judas 1. 16



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“De todo se quejan, todo lo critican y sólo buscan satisfacer sus propios deseos. Hablan con jactancia, y adulan a los demás para aprovecharse de ellos”.  Judas 1. 16


Judas en su carta viene haciendo una descripción de los hombres que se apartan de la fe. Una de sus características es que son murmuradores.
No se trataba de expresiones abiertas o públicas de insatisfacción, sino de opiniones contra Dios pronunciadas en voz baja.
Son quejumbrosos, es decir, que expresan sus quejas sobre su situación en la vida; están siempre descontentos, y nunca satisfechos. Siempre resaltan el punto de vista negativo de las personas o situaciones.
Si en algo reconocen a Dios, lo culpan de todo lo que les sucede.
Hay personas descontentas, que resaltan todo lo negativo que les ocurre a ellas mismas y a su alrededor, y que cuando reciben a Cristo en sus vidas, esa forma de pensar debería cambia.
Una tercera característica de los apóstatas era que viven controlados por sus propias pasiones y deseos. Aquellos deseos pueden ser buenos o malos, o sea que no son necesariamente deseos inmorales. Pero pueden tratarse de cualquier factor que deja de lado a Dios. Y en esa condición, aun haciendo cosas buenas, en las cuales hay una cierta medida de satisfacción, quedan en ellos una insatisfacción o descontento interior.
Otra característica es que expresan sin moderación, y con arrogancia. Sus palabras forman un lenguaje muy elocuente, que pronto se apagan, o como la espuma, que pronto va desapareciendo, y que no dejan ningún contenido.
Son personas que se prestan para aplaudir a los demás, pronunciando valoraciones positivas o elogiosas que no son ciertas, porque procuran quedar bien con quienes les puedan proporcionar algún provecho, alguna ventaja, o para promocionarse a sí mismos. Así que, lograr la admiración de otras personas con el propósito de obtener algunos favores o ventajas de esa relación, es como mirar a esas personas y utilizarlas para promocionarse a uno mismo, en vez de recurrir a Dios para dicha promoción, lo cual evidencia una falta de relación con Dios y en consecuencia, es algo que Él condena, porque implica una señal de apostasía. 
Debemos estar atentos, desgraciadamente son cada vez más frecuentes estas señales en muchos.
Dios les bendiga abundantemente.

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