TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“De todo se quejan, todo lo critican y sólo
buscan satisfacer sus propios deseos. Hablan con jactancia, y adulan a los
demás para aprovecharse de ellos”. Judas
1. 16
Judas
en su carta viene haciendo una descripción de los hombres que se apartan de la
fe. Una de sus características es que son murmuradores.
No
se trataba de expresiones abiertas o públicas de insatisfacción, sino de
opiniones contra Dios pronunciadas en voz baja.
Son
quejumbrosos, es decir, que expresan sus quejas sobre su situación en la vida;
están siempre descontentos, y nunca satisfechos. Siempre resaltan el punto de
vista negativo de las personas o situaciones.
Si
en algo reconocen a Dios, lo culpan de todo lo que les sucede.
Hay personas
descontentas, que resaltan todo lo negativo que les ocurre a ellas mismas y a
su alrededor, y que cuando reciben a Cristo en sus vidas, esa forma de pensar
debería cambia.
Una
tercera característica de los apóstatas era que viven controlados por sus
propias pasiones y deseos. Aquellos deseos pueden ser buenos o malos, o sea que
no son necesariamente deseos inmorales. Pero pueden tratarse de cualquier
factor que deja de lado a Dios. Y en esa condición, aun haciendo cosas buenas,
en las cuales hay una cierta medida de satisfacción, quedan en ellos una
insatisfacción o descontento interior.
Otra
característica es que expresan sin moderación, y con arrogancia. Sus palabras
forman un lenguaje muy elocuente, que pronto se apagan, o como la espuma, que
pronto va desapareciendo, y que no dejan ningún contenido.
Son
personas que se prestan para aplaudir a los demás, pronunciando valoraciones positivas
o elogiosas que no son ciertas, porque procuran quedar bien con quienes les
puedan proporcionar algún provecho, alguna ventaja, o para promocionarse a sí
mismos. Así que, lograr la admiración de otras personas con el propósito de
obtener algunos favores o ventajas de esa relación, es como mirar a esas
personas y utilizarlas para promocionarse a uno mismo, en vez de recurrir a
Dios para dicha promoción, lo cual evidencia una falta de relación con Dios y
en consecuencia, es algo que Él condena, porque implica una señal de
apostasía.
Debemos
estar atentos, desgraciadamente son cada vez más frecuentes estas señales en
muchos.
Dios
les bendiga abundantemente.
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