LECTURA
DIARIA:
1
Pedro capítulo 1
Esta
carta está dirigida a "los expatriados de la dispersión" o a los
cristianos judíos que fueron esparcidos por el mundo como consecuencia de la
persecución a los creyentes en Jerusalén y sus alrededores.
Los primeros
creyentes y líderes de la Iglesia primitiva fueron judíos. Cuando se hicieron
cristianos, no renunciaron a su herencia judía.
Debido
a la persecución, estos creyentes fueron esparcidos por todo el mundo romano.
La persecución no detuvo la difusión del evangelio; por el contrario, sirvió
para que entrara en todo el imperio. Así que entre las iglesias a las que Pedro
escribió también se incluyó a cristianos gentiles.
Pedro
animó a sus lectores mediante la firme declaración de que ellos habían sido
escogidos por Dios el Padre. En una época únicamente la nación de Israel pudo
decir que era el pueblo escogido de Dios; pero por medio de Cristo todos los
creyentes, judíos y gentiles, pertenecen a Dios.
El
versículo 2 menciona a las tres personas de la Trinidad: Dios el Padre, Dios el
Hijo (Jesucristo) y Dios el Espíritu Santo. Los tres participan en nuestra
salvación. El Padre nos escogió antes que nosotros lo eligiéramos a Él.
Jesucristo el Hijo murió por nosotros siendo aún pecadores. El Espíritu Santo
obra en nuestra vida para darnos salvación y nos aparta (santifica) para el
servicio a Dios.
El
término renacer se refiere al nacimiento espiritual (regeneración), el acto del
Espíritu Santo de llevar creyentes a la familia de Dios.
Las
palabras de Pedro ofrecen gozo y esperanza en tiempos de problemas, y él basa
su confianza en lo que Dios está haciendo por nosotros en Jesucristo. Se nos
llama a una esperanza viva de la vida eterna.
Finalmente
viviremos con Cristo para siempre.
Dios
nos ayudará a permanecer fieles a nuestra fe sin importar los momentos
difíciles que afrontemos.
El
"tiempo postrero" es el día del juicio de Cristo descrito en Romanos
14.10 y Apocalipsis 20.11-15.
Los
cristianos de ese tiempo fueron objeto de persecución porque se negaron a
adorar al emperador como un dios y por lo tanto se les consideraba ateos y
traidores. Pusieron al descubierto y rechazaron la terrible inmoralidad de la
cultura pagana.
Pedro
menciona el sufrimiento varias veces en esta carta. Las pruebas nos enseñan a
ser pacientes y nos ayudan a crecer para
ser la clase de personas que Dios quiere que seamos.
El
oro se calienta para que suban las impurezas y así poder quitarlas, y asimismo
se calienta el acero. De igual manera, nuestras pruebas, dificultades y
persecuciones fortalecen nuestra fe y nos hacen útiles para Dios.
Aunque el plan de salvación fue un misterio
para los profetas del Antiguo Testamento, aun así sufrieron persecución por su
fe en Dios y algunos hasta la muerte.
Después
que las personas dedican su vida a Cristo, aun sienten cierta atracción por sus
costumbres pasadas. Pedro nos dice que debemos ser como nuestro Padre
celestial, santos en cada cosa que hacemos.
Un
esclavo era "redimido" cuando alguien pagaba el dinero para comprar
su libertad. Dios pagó por nuestro rescate para librarnos de la tiranía del
pecado, no con dinero sino con la sangre preciosa de su propio Hijo.
El
amor no fingido implica una entrega desinteresada; por esa razón, una persona
egoísta no puede amar de verdad. El amor de Dios y su perdón nos libra de la
posibilidad de mirarnos a nosotros mismos y nos motiva a satisfacer las
necesidades de los demás. Al sacrificar Cristo su vida, nos probó que en
realidad nos ama.
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