domingo, 22 de septiembre de 2019

Tiempo... 1 Juan 5. 19 - 21



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está bajo el poder del maligno. Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al Dios verdadero.
Vivimos unidos al que es verdadero, es decir, a su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna. Hijitos, cuídense de los dioses falsos”. 1 Juan 5. 19 - 21

El cristianismo últimamente tiene la posibilidad de encontrar información en internet sobre la Biblia; es una gran ventaja para aquellos interesados en estudiar la Biblia, pero también un riesgo importante de que se conviertan en maestros y en personas más interesadas en conocer y defender sus puntos de vista y sus doctrinas que en predicar o vivir el verdadero evangelio.
El conocimiento no salva, solo nos llena de conocimiento, las experiencias místicas no salvan, solo nos convierten en místicos.
El apóstol Juan sabía la facilidad para el ser humano de desviarse de la verdad, por eso da esta palabra de ánimo.
¿Cuál es el evangelio? Pablo nos lo explica de esta manera "Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." 
No hace falta más, el resto lo produce Dios, esto es el símbolo de que crees la verdad que con tu boca confiesas que Jesús es el Señor y que resucitó, lo mismo que crees en tu corazón, en tu ser, este es el evangelio, esta es la esencia verdadera.
La Biblia es el libro para creer y conocer a Dios. Existe un Dios que es Creador, Gobierna sobre este mundo y Juez, que se recibe mediante la fe.
Dios es uno en tres personas y Jesucristo el único mediador entre Dios y el hombre. Jesucristo es verdadero Dios, verdadero hombre y es Dios y hombre en una sola persona. Jesucristo es nuestro Redentor, que ha pagado el rescate tomando sobre sí nuestros pecados. Jesucristo es quien fue crucificado en Jerusalén, resucitó y ascendió al cielo.
Jesucristo a pesar de ser Dios y hombre en una sola persona, permanece distinto a todos los santos y ángeles. Todos los hombres están muertos en sus delitos y pecados y no pueden ser salvos sin confesar sus pecados, arrepentirse y creer en Cristo. Somos justificados y salvos por gracia y por la fe en Jesús, no por las obras.
Los muertos han de resucitar, y todos compareceremos en un Juicio, unos para vida eterna y otros para condenación. Aquel que cree tiene vida eterna.
La advertencia de Juan es cuidarnos de aquellas cosas que nos alejan de Dios, falsa doctrinas y creencias, que parecen muy buenas y a veces nos gustan pero que no son de Dios, predique el que las predique.
Dios les bendiga abundantemente.

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