TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Porque
todo el que es hijo de Dios vence al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la
victoria sobre el mundo. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios,
vence al mundo”. 1 Juan 5. 4 – 5
La
historia nos ha mostrado batallas míticas e históricas que pasarán de
generación en generación, batallas que quedarán para la historia.
Pero
estas no son todas las batallas que han existido, por encima de esta, existe
otra batalla, invisible, una batalla que no se puede ver y que su conflicto
mayor ocurrió en un monte llamado Gólgota, encima de una cruz, donde todo el
imperio del mal se enfrentaba a un solo hombre y este hombre, llamado Jesús,
esta fue la gran victoria de la historia. Este es el resultado de las palabras
que Juan escribe en este pasaje.
La
victoria real sobre el mal se personifica en Jesús, en su muerte se encuentra
la destrucción de la oscuridad, mientras que en el infierno se frotaban las
manos al haber destruido al Mesías, Cristo se convertía en su peor azote,
venciendo a la muerte, a la separación de Dios y el hombre, dejando así en nada
la herencia y consecuencia del pecado, siendo Cristo el reconciliador entre los
pecadores y el Padre.
Por
esto, porque en Cristo se encuentra la victoria es que hoy podemos decir que el
que ha vencido al mundo es aquel que tiene fe en Jesús como el hijo de Dios,
"y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres."
Esta
es la victoria, y ahí está el éxito de nuestra lucha, de nuestra pelea, no
nuestras fuerzas, no nuestra mente ni nuestra voluntad, la victoria es la fe en
Cristo, aquí está el poder para vencer al mundo.
Este
es el punto clave para que nuestro gozo sea completo, que creemos que Jesús es
el hijo de Dios, y en Él encontramos la victoria.
Dios
les bendiga abundantemente.
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