LECTURA
DIARIA:
1
Pedro capítulo 4
Si
alguien sufre por hacer lo bueno y a pesar de eso permanece fiel en obediencia,
ha hecho una clara ruptura con el pecado.
Una persona cuya vida cambia
radicalmente en la conversión puede sufrir el menosprecio de sus anteriores
amigos. Puede ser rechazado no solo porque se niega a participar en ciertas
actividades sino también porque sus prioridades han cambiado y van en dirección
opuesta.
El
fundamento de la salvación es que hemos creído en Jesucristo, pero el
fundamento para el juicio es cómo hemos vivido. Los que persiguen están
condenados al castigo cuando estén delante de Dios. Sin embargo, los creyentes
no tienen nada que temer, porque Jesucristo será el Juez de todos. Muchas
personas de la Iglesia primitiva tenían inquietudes respecto a la vida después
de la muerte. En Tesalónica, los cristianos temían que los seres queridos que
murieron antes del regreso de Cristo nunca lograrían ver a Cristo. Pedro habla
aquí que los muertos serían juzgados (tanto los fieles como los opresores). El
juicio será imparcial porque hasta los muertos han tenido la oportunidad de oír
el evangelio. Las buenas nuevas primero fueron anunciadas cuando Jesucristo
predicó en la tierra, pero estuvo actuando desde antes de la creación del mundo
y afecta a toda la humanidad: a los muertos y a los vivos. El estar listo para
encontrarse con El implica crecimiento continuo en amor a Dios y a los demás.
Algunas
personas, muy conscientes de sus talentos, creen que tienen el derecho de usar
sus aptitudes como lo consideren conveniente. Otras creen que no tienen ningún
talento. A ambos grupos Pedro se dirige, dice que todos tenemos algún don.
También destaca que deben dedicarse a los demás nuestros talentos; ninguno de
ellos es para nuestro disfrute exclusivo.
Pedro
menciona el hablar y el servicio a los demás.
Una
vez más Pedro recuerda las palabras de Jesús: "Bienaventurado sois cuando
por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra
vosotros mintiendo" (Mateo 5.11).
Cristo
enviará su Espíritu para fortalecer a quienes son perseguidos por su fe. Podemos
estar seguros, que todas las veces que suframos por causa de nuestra lealtad a
Cristo, El estará con nosotros siempre.
Cuando
Pedro y Juan fueron perseguidos por predicar las buenas nuevas, se regocijaron
porque esa persecución era una marca de la aprobación de Dios por su trabajo.
El
versículo 18 no habla respecto al juicio final sino a la disciplina
purificadora de Dios. A menudo Dios permite que las consecuencias del pecado
sigan su curso, aun con los creyentes. Él lo hace por varias razones: para
mostrarnos nuestra potencialidad para pecar, para animarnos a alejarnos del
pecado y depender cada vez más de Él, para prepararnos a fin de enfrentarnos a
otra tentación, aún más dura, en el futuro, y para ayudarnos a permanecer fieles y seguir
dependiendo de Él.
Dios
creó el mundo y ha sido fiel al ordenarlo y mantenerlo desde la creación. Como
sabemos que Él es fiel, también podemos estar seguros de que el Señor cumplirá
sus promesas en nosotros. Si Dios puede controlar las fuerzas de la naturaleza,
con toda seguridad Él puede vernos mediante las pruebas que afrontamos.
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