martes, 10 de septiembre de 2019

Leyendo... 1 Pedro capítulo 4



LECTURA DIARIA:
1 Pedro capítulo 4

Si alguien sufre por hacer lo bueno y a pesar de eso permanece fiel en obediencia, ha hecho una clara ruptura con el pecado.
Una persona cuya vida cambia radicalmente en la conversión puede sufrir el menosprecio de sus anteriores amigos. Puede ser rechazado no solo porque se niega a participar en ciertas actividades sino también porque sus prioridades han cambiado y van en dirección opuesta.
El fundamento de la salvación es que hemos creído en Jesucristo, pero el fundamento para el juicio es cómo hemos vivido. Los que persiguen están condenados al castigo cuando estén delante de Dios. Sin embargo, los creyentes no tienen nada que temer, porque Jesucristo será el Juez de todos. Muchas personas de la Iglesia primitiva tenían inquietudes respecto a la vida después de la muerte. En Tesalónica, los cristianos temían que los seres queridos que murieron antes del regreso de Cristo nunca lograrían ver a Cristo. Pedro habla aquí que los muertos serían juzgados (tanto los fieles como los opresores). El juicio será imparcial porque hasta los muertos han tenido la oportunidad de oír el evangelio. Las buenas nuevas primero fueron anunciadas cuando Jesucristo predicó en la tierra, pero estuvo actuando desde antes de la creación del mundo y afecta a toda la humanidad: a los muertos y a los vivos. El estar listo para encontrarse con El implica crecimiento continuo en amor a Dios y a los demás.
Algunas personas, muy conscientes de sus talentos, creen que tienen el derecho de usar sus aptitudes como lo consideren conveniente. Otras creen que no tienen ningún talento. A ambos grupos Pedro se dirige, dice que todos tenemos algún don. También destaca que deben dedicarse a los demás nuestros talentos; ninguno de ellos es para nuestro disfrute exclusivo.
Pedro menciona el hablar y el servicio a los demás.
Una vez más Pedro recuerda las palabras de Jesús: "Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo" (Mateo 5.11).
Cristo enviará su Espíritu para fortalecer a quienes son perseguidos por su fe. Podemos estar seguros, que todas las veces que suframos por causa de nuestra lealtad a Cristo, El estará con nosotros siempre.
Cuando Pedro y Juan fueron perseguidos por predicar las buenas nuevas, se regocijaron porque esa persecución era una marca de la aprobación de Dios por su trabajo.
El versículo 18 no habla respecto al juicio final sino a la disciplina purificadora de Dios. A menudo Dios permite que las consecuencias del pecado sigan su curso, aun con los creyentes. Él lo hace por varias razones: para mostrarnos nuestra potencialidad para pecar, para animarnos a alejarnos del pecado y depender cada vez más de Él, para prepararnos a fin de enfrentarnos a otra tentación, aún más dura, en el futuro, y  para ayudarnos a permanecer fieles y seguir dependiendo de Él.
Dios creó el mundo y ha sido fiel al ordenarlo y mantenerlo desde la creación. Como sabemos que Él es fiel, también podemos estar seguros de que el Señor cumplirá sus promesas en nosotros. Si Dios puede controlar las fuerzas de la naturaleza, con toda seguridad Él puede vernos mediante las pruebas que afrontamos.

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