LECTURA
DIARIA:
2
Pedro capítulo 2
Jesús
les había dicho a sus discípulos que vendrían falsos. Pedro había escuchado
esas palabras, y ahora veía como se cumplía la advertencia.
Así como los falsos
profetas habían contradicho a los verdaderos profetas en el Antiguo Testamento,
diciendo lo que la gente quería oír, de igual manera los falsos maestros
tergiversaban las enseñanzas de Cristo y las palabras de los apóstoles. Esos
maestros menospreciaban el significado de la vida, muerte y resurrección de
Jesucristo.
Los
maestros debieron ser pagados por los que recibían sus enseñanzas, pero estos
falsos maestros intentaban ganar más dinero al tergiversar la verdad y al decir
lo que a la gente le gustaba oír. Estaban más interesados en enriquecerse que
en enseñar la verdad.
Si
Dios no perdonó a los ángeles ni a las personas que vivieron antes del diluvio,
ni a los ciudadanos de Sodoma y Gomorra, tampoco perdonaría a esos falsos
maestros.
Dios
rescató a Lot de Sodoma. Lot no estaba libre de pecado, pero puso su confianza
en Dios y fue protegido cuando se destruyó Sodoma.
Tal
vez las "potestades superiores" se refiera a los ángeles, a toda la
gloria del mundo invisible o, más probable, a ángeles caídos.
Los
falsos maestros se burlan de las verdades espirituales que no han logrado
comprender, toman el poder de satanás de manera superficial y piensan que
tienen la capacidad de juzgar lo malo. Muchos menosprecian lo sobrenatural.
Niegan la realidad del mundo espiritual y afirman que sólo debe aceptarse lo
que puede verse y sentirse. Así como los falsos maestros de la época de Pedro,
en el día final serán considerados necios todos los que hayan obrado mal.
"Comen
con ustedes" pudo haber sido una referencia a parte de la celebración de
la Cena del Señor. Los falsos maestros, aunque vivían abiertamente en forma
pecaminosa, participaban de los alimentos con todos los demás en la iglesia.
Esas personas eran culpables no sólo debido a sus falsas enseñanzas y placeres
pecaminosos, sino que también eran culpables de apartar a otros de Jesucristo.
Balaam
fue contratado por un rey pagano para maldecir a Israel. Hizo lo que Dios le dijo
por un tiempo, pero luego sus motivos perversos y sus deseos de obtener dinero
pudieron más. Así como los falsos maestros de la época de Pedro, Balaam usó la
religión para su ventaja personal, un pecado que Dios no toma a la ligera.
Una
persona es esclava de aquello que la domina. Muchos creen que libertad es hacer
todo lo que uno quiere. Pero nadie es siempre totalmente libre en ese sentido.
Si nos negamos a seguir a Dios, seguiremos nuestros propios deseos pecaminosos
y llegaremos a ser esclavos de los caprichos de nuestro cuerpo. Si sometemos
nuestra vida a Cristo, Él nos librará de la esclavitud de lo que el cuerpo
desea. Cristo nos libra para que le sirvamos, lo que viene a resultar en última
instancia para nuestro bien.
Pedro
se refiere también a la persona que conoció a Cristo y supo cómo ser salva, y
que posiblemente recibió la influencia positiva de otros creyentes, pero luego
rechazó la verdad y se volvió al pecado. Su situación es peor que antes porque
rechazó el único camino para apartarse del pecado, el único camino de
salvación. Así como el hombre que se hunde en arenas movedizas y que se niega a
agarrarse de la soga que se le lanzó, la persona que se aparta de Cristo pone a
un lado su única salida.
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