sábado, 14 de septiembre de 2019

Leyendo... 2 Pedro capítulo 2



LECTURA DIARIA:
2 Pedro capítulo 2

Jesús les había dicho a sus discípulos que vendrían falsos. Pedro había escuchado esas palabras, y ahora veía como se cumplía la advertencia.
Así como los falsos profetas habían contradicho a los verdaderos profetas en el Antiguo Testamento, diciendo lo que la gente quería oír, de igual manera los falsos maestros tergiversaban las enseñanzas de Cristo y las palabras de los apóstoles. Esos maestros menospreciaban el significado de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.
Los maestros debieron ser pagados por los que recibían sus enseñanzas, pero estos falsos maestros intentaban ganar más dinero al tergiversar la verdad y al decir lo que a la gente le gustaba oír. Estaban más interesados en enriquecerse que en enseñar la verdad.
Si Dios no perdonó a los ángeles ni a las personas que vivieron antes del diluvio, ni a los ciudadanos de Sodoma y Gomorra, tampoco perdonaría a esos falsos maestros.
Dios rescató a Lot de Sodoma. Lot no estaba libre de pecado, pero puso su confianza en Dios y fue protegido cuando se destruyó Sodoma.
Tal vez las "potestades superiores" se refiera a los ángeles, a toda la gloria del mundo invisible o, más probable, a ángeles caídos.
Los falsos maestros se burlan de las verdades espirituales que no han logrado comprender, toman el poder de satanás de manera superficial y piensan que tienen la capacidad de juzgar lo malo. Muchos menosprecian lo sobrenatural. Niegan la realidad del mundo espiritual y afirman que sólo debe aceptarse lo que puede verse y sentirse. Así como los falsos maestros de la época de Pedro, en el día final serán considerados necios todos los que hayan obrado mal.
"Comen con ustedes" pudo haber sido una referencia a parte de la celebración de la Cena del Señor. Los falsos maestros, aunque vivían abiertamente en forma pecaminosa, participaban de los alimentos con todos los demás en la iglesia. Esas personas eran culpables no sólo debido a sus falsas enseñanzas y placeres pecaminosos, sino que también eran culpables de apartar a otros de Jesucristo.
Balaam fue contratado por un rey pagano para maldecir a Israel. Hizo lo que Dios le dijo por un tiempo, pero luego sus motivos perversos y sus deseos de obtener dinero pudieron más. Así como los falsos maestros de la época de Pedro, Balaam usó la religión para su ventaja personal, un pecado que Dios no toma a la ligera.
Una persona es esclava de aquello que la domina. Muchos creen que libertad es hacer todo lo que uno quiere. Pero nadie es siempre totalmente libre en ese sentido. Si nos negamos a seguir a Dios, seguiremos nuestros propios deseos pecaminosos y llegaremos a ser esclavos de los caprichos de nuestro cuerpo. Si sometemos nuestra vida a Cristo, Él nos librará de la esclavitud de lo que el cuerpo desea. Cristo nos libra para que le sirvamos, lo que viene a resultar en última instancia para nuestro bien.
Pedro se refiere también a la persona que conoció a Cristo y supo cómo ser salva, y que posiblemente recibió la influencia positiva de otros creyentes, pero luego rechazó la verdad y se volvió al pecado. Su situación es peor que antes porque rechazó el único camino para apartarse del pecado, el único camino de salvación. Así como el hombre que se hunde en arenas movedizas y que se niega a agarrarse de la soga que se le lanzó, la persona que se aparta de Cristo pone a un lado su única salida.

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