domingo, 28 de mayo de 2023

Un momento... Un encuentro con Jesús

 


UN MOMENTO CON DIOS

Un encuentro con Jesús.

“Al salir, Jesús vio a su paso a un hombre que había nacido ciego. Sus discípulos le preguntaron: —Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado?  Jesús les contestó: —Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer.  Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando nadie puede trabajar.

  Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo. Después de haber dicho esto, Jesús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y se lo untó al ciego en los ojos.  Luego le dijo: —Ve a lavarte al estanque de Siloé (que significa: «Enviado»). El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver”. (Juan 9. 1 – 7)

El evangelio de Juan es el de los encuentros personales con el Señor, Nicodemo, la mujer samaritana, el paralítico de Betesda, el ciego de nacimiento, hombres y mujeres de todas condiciones tienen que ver con Jesús, personalmente y sus vidas ya no son iguales, se produce un cambio.
El ciego de nacimiento ilustra nuestra condición natural. El pecado nos incapacita para ver la luz de Dios.

Nuestra visión moral y espiritual está oscurecida desde nuestro nacimiento. Dios tiene que abrirnos los ojos sobre nuestro estado, sobre las exigencias de su santidad, sobre el mundo.
No es como consecuencia de un pecado particularmente grave que DIOS ha permitido esa prueba para ese hombre y sus padres; pero esa circunstancia va a dar a Jesús la oportunidad de hacer brillar su gracia.
El lodo es aquí una figura de la humanidad del Señor presentada al hombre. Para poder ver, éste tiene que ser lavado: La Palabra (el agua) le revela a Cristo como el “enviado de Dios” (Siloé).
El ciego va creyendo y vuelve viendo. Luego se trata de su testimonio, sus vecinos, los que lo conocían, se extrañan: ¿Será posible que sea él? Una conversión no puede pasar inadvertida.
Y nosotros ¿Hemos tenido ya ese encuentro personal con Jesús? Si es así.
¿Nuestro testimonio muestra un cambio visible a todos?
Dios les bendiga abundantemente.

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