UN
MOMENTO CON DIOS
El
poder Dios
“Yo soy el Primero y el Último; no hay otro Dios. ¿Quién es como yo? Que se presente y les demuestre su poder; que haga lo que yo he hecho desde tiempos antiguos cuando establecí a un pueblo y expliqué su futuro. No tiemblen; no tengan miedo. ¿Acaso no proclamé mis propósitos para ustedes hace mucho tiempo? Ustedes son mis testigos, ¿hay algún otro Dios? ¡No! No hay otra Roca, ni una sola”. (Isaías 44. 6 - 8)
El
poder de nuestro Dios no tiene límites, nada puede frenarlo, controlarlo ni
contenerlo, no conoce de distancias, tiempo, derrotas ni intimidaciones, Su
poder es total, permanente y dominante sobre cualquier poder que haya existido
en la historia de la humanidad.
¡Nada
está fuera del control de Dios! Nada sucede sin que Él lo permita y todo lo que
Él decide hacer nada ni nadie lo puede detener.
Fue su
poder el que levantó a su Hijo Jesucristo de la muerte y el que está disponible
hoy en día para todos aquellos que son llenos del Espíritu Santo y viven una
vida de santidad y de dependencia total de Él.
Una
experiencia real y personal con Dios siempre nos expondrá a ser marcados y
transformados por su poder, solamente en Él encontraremos el poder para vivir
en verdadera libertad. Conocerlo cambiará nuestra vida.
Dios no
duerme ni se adormece “Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no
se dormirá. En efecto, el que cuida a Israel nunca duerme ni se
adormece”. (Salmo 121.3 - 4)
Cada
porción de la Biblia está escrita para revelarnos una porción del corazón de
Dios y una parte de su carácter y personalidad.
Él
quiere revelarse a nuestra vida para que confiemos y descansemos, que estamos
en las mejores manos, que Él, no solo nos cuida, sino que es el que abre el
camino para una vida de bendición.
Sin
importar cómo esté la situación a nuestro alrededor, qué pronósticos sociales o
económicos haya, cuánto crezca la inseguridad o qué tan fuerte sea la
adversidad en la que vivimos necesitamos saber que Dios sigue siendo el Rey que
tiene todo el poder y la última Palabra de todo lo que sucede.
Él está
buscando corazones dispuestos a creer en Él, una pequeña puerta abierta por la
fe donde Él pueda entrar para transformar, primeramente, a cada uno que abra su
corazón, y después a quienes lo rodean y porque no incluso influenciar la
sociedad a la que pertenece.
El
poder de Dios no es un poder pasivo que dependa de nosotros, es un Poder
supremo activo que siempre está en movimiento, somos nosotros quienes dejamos
que las adversidades nos hagan adormecernos en nuestra fe y bajar nuestro
compromiso de buscarlo, seguirlo y conocerlo cada día.
Pero
somos también nosotros quienes podemos arrepentirnos de vivir alejados de Él y
doblar nuestras rodillas una vez más para pedirle que vuelva a establecer su
Reino en nuestra mente y corazón.
Nuestra
falta de experiencia con su poder nos hace tener una confianza y una esperanza
muy frágil que no son capaces de esperar por sus tiempos, sus maneras y su
perfecta Voluntad.
Invitemos
al poder de Dios a tomar el control total de nuestra vida una vez más. Seamos
una puerta abierta a través de la cual todo Su amor y fidelidad puedan entrar a
invadir nuestras vidas, la de nuestras familias y la de todo el entorno en el
que nos desarrollamos.
Dios se
sigue moviendo, ¡no nos quedemos sentados ni desviemos nuestra mirada de Él!
Sujetémonos fuerte de Su mano y caminemos con Él cada día de nuestra vida.
Aunque
no lo podamos ver, confiemos en el Señor con todas nuestras fuerzas, busquémoslo
perseverantemente y seamos el canal a través del cual Dios establezca Su Poder
una vez más.
“Pon tu
vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda” …
(Salmo
37.5)
Dios
les bendiga abundantemente.
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