UN MOMENTO CON DIOS
Creer en Cristo
Si miramos nuestra sociedad, podemos comprender, que cada vez más las personas
toman conciencia, de la importancia de tener una buena relación con Dios. Ya no
es raro ver que las personas se interesen por conocer con más profundidad todo
lo referente a Dios, y además hay un creciente interés por la lectura de la
Biblia a nivel general.
Hay todavía un gran sector de la sociedad, que tiene su fe puesta en otras
cosas, aparte de Dios, pero aún esto, marca su interés por las cosas
espirituales. Evidentemente han equivocado el camino, en cuanto al objeto de
adoración y fe, pero podemos rescatar la búsqueda, si lo están haciendo con
sinceridad, tienen muchas posibilidades de encontrarse con el Señor en medio de
su búsqueda. Como vemos, a través de los tiempos, el hombre solo ha repetido
los mismos errores, con el mismo patrón de incredulidad, no hacerle caso a
Dios, ni creerle a Él, razón por la cual ha tomado distintos caminos, todos
inventados por el mismo hombre, tratando así de justificar y tranquilizar su
conciencia, frente a la realidad del pecado y su imposibilidad de
perfeccionarse a sí mismo.
El pueblo al que hace referencia Pablo, era un pueblo que debería conocer a
Dios, dado que era el pueblo elegido por Dios, pero en su incredulidad y su
dureza de corazón habían desarrollado un complicado ritual religioso, para
justificarse a sí mismo, utilizando la Palabra de Dios como base, pero negando
la eficacia de las Escrituras, para acercar correctamente al hombre a
Dios.
Esta constante, ha perseguido a la iglesia desde sus comienzos, siempre ha
habido alguien que ha querido agregarle algo a la Biblia, porque en el fondo,
no creen que con lo que dice Dios en su Palabra es suficiente para acercarse a
Dios en busca de perdón y restauración.
Por eso, es de suma importancia, que conozcamos bien la Palabra de Dios, para
estar atentos a cualquier imitación, no aceptemos imitaciones de la verdad, aferrémonos
a la Palabra de Dios, leámosla, estudiémosla, practiquémosla, y así conoceremos
cómo es la Palabra de Dios.
Gracias a Dios, Él nos advierte de estos peligros, para que estemos atentos y
no caigamos en soluciones cargadas de humanismo, pero vacías de contenido
escritural.
La única forma correcta de acercarse a Dios para pedirle perdón y restaurar la
comunión con Él, es a través de la fe en Jesucristo, creer de corazón que
Jesucristo es el Hijo de Dios y confesarlo con la boca como Señor y
Salvador.
Que hermoso es ver y escuchar, cuando alguien puede hablar sin miedo ni
vergüenza de Dios, y lo confiesa como su Padre y como Señor.
Que importante es este detalle, creer con el corazón y confesar con la boca.
Que importante es el equilibrio y el paralelismo entre nuestro pensamiento,
nuestras palabras, y nuestros hechos.
Que difícil es encontrar el equilibrio en nuestra vida, que tentadores parecen
los extremos, el que vive como una persona que no cree en nada, aunque se
congregue en una iglesia, y el otro que vuela en un misticismo totalmente
irreal, totalmente abstracto y totalmente subjetivo.
Por eso el Señor Jesucristo, en su sabiduría dijo, “no todo el que me dice
Señor, Señor, entrará en el reino de mi Padre, sino el que hace la voluntad de
mi Padre que está en el cielo”. (Mateo 7. 21)
La fe comienza por el oír la Palabra de Dios, luego de plantada la semilla de
fe en nuestro corazón, esta comienza a dar los primeros frutos, nos convence de
pecado, empezamos a darnos cuenta de las cosas que a Dios no le agradan y nos
empezamos a sentir mal por nuestra conducta, nuestro pensamiento, o nuestras
palabras. Evidentemente, el paso siguiente tiene que ser, el arrepentimiento
genuino. Si nos damos cuenta que estamos mal con Dios, si nos damos cuenta que
hay cosas que están mal en nuestra vida y en nuestra comunión con Él,
necesitamos arrepentirnos y pedirle perdón a Dios.
Él nos creó para tener con nosotros esa relación de amor real y personal, Él
quiere comunicarse con nosotros, quiere hablar a nuestro corazón, quiere ayudarnos
en las cosas de todos los días.
Acerquémonos a Dios. Dios quiere lo mejor para nuestra vida y nuestra familia.
Confiemos y abramos nuestro corazón.
Dios les bendiga abundantemente.
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