UN
MOMENTO CON DIOS
Regresando
al camino de Dios
“Para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error”. (Efesios 4. 14)
La
decisión de seguir a Jesús y tener una experiencia y relación con Él es
personal e individual. Nadie más puede tomar esta decisión por nosotros ni
forzarnos a seguir a quien no queremos seguir, pues aunque exteriormente adoptemos
comportamientos y características que hagan pensar a los demás que somos
cristianos, la realidad es que si en nuestro corazón no hemos decidido
entregarnos por completo a Él, terminaremos apartándonos de la fe.
Ser
cristiano no se trata de algo externo que aprendemos a hacer, solo comportamientos,
palabras, eventos, tampoco es algo que se viva con nuestras propias fuerzas con
positivismo ni mucho menos es una rutina o conjunto de órdenes y mandamientos
que debemos seguir para no ser castigado.
Mucha
gente se ha alejado de su fe por creer estas ideas.
Ser
cristiano es aceptar tener una relación personal con Cristo. Se trata de
dejarlo ser el Señor de nuestra vida y darle una oportunidad de mostrarnos
cuánto nos ama, de mostrarnos lo poco que le importan nuestros errores y malas decisiones
en comparación con la gracia y compasión inmensa que tiene preparada para perdonarnos,
restaurarnos y transformarnos. Tiene que ver con permitirle a Dios guiarnos por
sus caminos y llevarnos de regreso a vivir en los propósitos para los que fuimos
diseñados y creados por Él.
Si le
damos una oportunidad a Dios, un voto de confianza, seguramente no vamos a
arrepentirnos.
Lo que
creemos de Dios no siempre es verdad. Nuestra falta de conocimiento de Dios nos
hace llenar los “huecos” de conocimiento de su carácter con ideas humanas,
mentiras que el enemigo siembra en nosotros, teorías de gente que no le conoce
y conclusiones equivocadas.
Hacemos
sacrificios innecesarios, ponemos nuestra confianza en objetos inanimados que
nos dan un poco de esperanza, pero nada de resultados, asistimos a eventos para
ver si la oración que haga por nosotros alguien más “a quien sí escucha
Dios” nos transforma en un instante, pero tampoco funciona.
“Porque
hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres,
Cristo Jesús hombre”. (1 de Timoteo 2. 5)
Tras
muchos intentos de vivir la vida cristiana en nuestras maneras y honestamente
sin pasar tiempo orando ni leyendo su Biblia concluimos que el cristianismo no
es para nosotros, que Dios nos ha olvidado, que no nos perdonó aquello tan malo
que hicimos o simplemente que no existe y todo es una farsa.
No
podemos esperar tener un encuentro con un Dios sobrenatural con ideas humanas
limitadas. No se trata de que el Creador del Universo se ajuste a nuestros tiempos,
esfuerzos y métodos. Él es el Señor y no nosotros.
La vida
cristiana se vive solamente de una manera, a la manera de Dios.
“Así
que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo”.
(Romanos 10.17)
Si lo
que creemos de Dios no puede ser sustentando por la Biblia y no está respaldado
por una experiencia personal con Él, no nos servirá de nada.
Si de
todo corazón deseamos volver a Dios necesitamos sacar de nuestra vida todo
aquello que hemos puesto en primer lugar en nuestro corazón, todo lo que nos
aleje de la fe y aquello donde hemos puesto la esperanza en lugar de ponerla en
el Señor.
Dios
desea que dediquemos nuestro corazón a Él, y le obedezcamos solamente a
Él.
Elijamos
caminar por los caminos de DIOS, comprometernos solamente con Él y ofrecerle
una obediencia total.
Dios
les bendiga abundantemente.
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