miércoles, 3 de mayo de 2023

Un momento... El perdón de Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

El perdón de Dios

 

Señor, Señor, si tuvieras en cuenta la maldad, ¿quién podría mantenerse en pie? Pero en ti encontramos perdón, para que te honremos y glorifiquemos tu nombre. (Salmos 130. 3 – 4)

 

La Biblia está llena de historias impresionantes de amor, guerras, alimento que llueve del cielo, el sol se detiene, multitudes alimentadas con cinco panes y dos peces, ciegos que vuelven a ver, muertos que resucitan y muchas más. Hay relatos de perseverancia, de amor, de compasión de rectitud, de coraje, de fe, de arrepentimiento, de perdón y salvación. Todas las historias nos enseñan algo, pero hoy vamos a recordar a aquellos hombres y mujeres que fallaron, se equivocaron, desobedecieron, pecaron, o hasta se rindieron. Gente que, aun habiendo andado con el Maestro, no hizo lo que debía.
Todas estas historias son perfectamente aplicables a nuestras vidas, en un momento u otro, unas más que otras posiblemente, pero todas tiene algo para cada uno de nosotros. Tal vez te has identificado con Jonás tratando de huir del llamado de Dios o Sansón permitiendo que tus fuerzas se vayan al involucrarte con cosas del mundo o quizás la parábola del Hijo pródigo sea la que más se aplique a tu vida y quién sabe, hasta podrías haber sido como Judas o Pedro en algunas oportunidades. Sin duda alguna hay muchos relatos y personajes en los que nos vemos reflejados.
Pero sin importar con quién nos identificamos o cuál es nuestra historia, lo más importante es el fin que le demos a esa historia. Muchos de los hombres y mujeres que fallaron se arrepintieron, pidieron perdón y retomaron el rumbo de sus vidas y cambiaron la historia de la humanidad. No están en la Biblia por casualidad, sino para enseñarnos que Dios tiene un plan con nuestras vidas y que sin importar qué hicimos Él quiere perdonarnos.
¿Nos equivocamos? ¿Fallamos? Bueno, no esperemos más para pedirle perdón a Dios y cumplir el propósito que Él tiene para nuestra vida.
Recordemos que Dios siempre está presto a perdonarnos y a darnos una nueva oportunidad. Si no fuera así, hace mucho que la humanidad habría desaparecido, el pecado habría terminado con nosotros. Si a Dios le interesara castigarnos y darnos la espalda, ¿qué sentido tendría la muerte de Jesús en la cruz? Él decidió dar su vida por nosotros aun sabiendo de nuestras imperfecciones y de nuestros errores.

¿Qué otra prueba de su inmenso amor necesitamos?

Dios les bendiga abundantemente.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario