UN
MOMENTO CON DIOS
El
temor de Dios
En el
salmo 112, el salmista está describiendo a la persona bienaventurada, esa es
aquella que teme a Dios. Eso trae bendición. Esa persona se deleita en los
mandamientos de Dios, y no resbalará jamás. Esta es la persona que no
tiene miedo de malas noticias.
El
versículo 7 nos enseña que el corazón de tal persona es firme y confía en Dios.
Esta
persona no presta ninguna atención a rumores o chismes, no es persuadido por lo
que otros piensen de él. Confía en el Señor, permanece firme en la verdad de
Dios. No necesita la aprobación de los demás, tiene su confianza en Dios, solo
busca su aprobación.
La
primera razón es que esta persona tiene una clara mirada hacia Dios. Ve a Dios
como se revela en Su Palabra.
Cuando
debe tomar decisiones, él mira a Dios. Cuando debe resistir a la tentación o
debe luchar contra el pecado, se somete a Dios. Mantiene siempre ante sus ojos
a Dios. Esto es porque ha estudiado y obedece Su Palabra.
El
salmista dice que este hombre no resbalará jamás Dios es su fundamento,
Dios es su Roca. Él le mantendrá a salvo y seguro.
En el
versículo 8, el Salmista dice que el corazón de esta persona está asegurado;
no temerá.
Quizás
durante mucho tiempo nos hemos atascado en un estado de debilidad espiritual,
de miedo a confiar en Dios, miedo a ofrecernos sin reservas a Él.
¿Qué
clase de Dios tenemos?
Tenemos
un Dios muy Poderoso (Josué 22. 22; Nehemías 9. 32; Isaías 9. 6; Sofonías 3.17)
La
persona que describe el salmista ha probado esto. Por esta razón es que confía
en Dios y no tendrá terror de malas noticias.
Salomón
nos recuerda que la persona quien escucha a la Sabiduría en Proverbios 1. 33
habitará confiadamente y vivirá tranquila, sin temor del mal. La sabiduría es
necesaria para manejar las malas noticias. En esta persona su fuerza no está en
su propia fortaleza. Reconoce que no tiene ninguna fuerza propia. Solamente al
renunciar a la autosuficiencia y a la confianza en nuestras propias
capacidades, entonces es que ganamos la perspectiva Bíblica de la sumisión
hacia Dios.
La
sumisión a Dios está conectada con la fe. Sin fe no podemos agradar a Dios. Fe
es creer la Palabra de Dios. La Fe ve al Dios invisible. La Fe descansa en las
promesas de Dios. Cada uno de nosotros hemos tenido amplias oportunidades de
confiar en Dios.
Cuando
David enfrentó a Goliat, la mala noticia fue que no había hombre alguno en todo
Israel, incluyendo al rey que creyera que Goliat podría ser derrotado (1 Samuel
17). David le dijo al rey Saúl que sería El Señor quien le entregaría a Goliat.
Ese fue
el problema de Saúl; él no creía que Dios podría liberar a Israel. Eso no entró
en su mente. Saúl sólo pensaba en preservar su propia vida. Dios estaba lejos
de él. La mala noticia causó en su corazón tremendo terror. En contraste, el
corazón de David confiaba en el Señor.
Como
creyentes ya hemos dado el primer paso para no tener miedo de malas noticias.
Si somos
creyente en Cristo, ya hemos recibido las Buenas Noticias. Esto ha venido a
nosotros en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Nuestros pecados son
malas noticias, de la peor de las clases. Ya sabemos de nuestras fragilidades y
debilidades.
Jesús
se ha ocupado de ellos y debemos creer que él ha tratado con ellos en la Cruz y
entonces debemos vivir a la luz de esa gloriosa verdad.
Los
justos no tienen miedo de malas noticias, porque sus corazones están firmes en
Cristo, confiados en Él; y, por lo tanto, ellos no resbalarán jamás.
Dios ha
dado a su pueblo un espíritu no de temor sino de poder, de amor y de dominio
propio.
Así que
no tengamos miedo de las malas noticias. Confiemos en el Señor. Él nos
mantendrá firmes.
Dios
les bendiga abundantemente.
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