lunes, 29 de octubre de 2018

Leyendo... Oseas capítulo 10



LECTURA DIARIA:
Oseas capítulo 10

Oseas declara que Israel era como una frondosa viña, pero su prosperidad sólo sirvió para arrastrarlo a pecar más y más.

Israel prosperó bajo Jeroboam II, y cobró fuerza militar y económica. Pero mientras más próspero se volvía, más abundaba en sus ídolos.
Habiendo abandonado a Dios, el verdadero Rey, un rey terrenal no podrá ayudarlos.
Su sistema de justicia no funcionaba; era como ajenjo, un veneno mortal que destruye la fertilidad de la tierra.
Se pretendía conseguir las bendiciones por actos religiosos, y por multiplicar altares, erigir y adornar piedras rituales. Estos actos religiosos eran vistos como una manera de ganar aún más, como una inversión en el futuro. Entonces Oseas declara que el corazón de Israel es engañoso
El versículo 3 admite dos interpretaciones. En primer lugar, como una esperanza de Oseas de que en el futuro Israel reconocerá que sus problemas son producto de su culpa al no temer al Señor. Dirán que no tienen rey por causa de su pecado y confesarán que sin el temor de Dios aun un rey no podría garantizar bendiciones para Israel. Estas palabras forman la conclusión de la primera parte de esta sección y se presentan como las palabras de esperanza que hay después de un castigo futuro.
Otra posibilidad es que las palabras sean una representación de la actitud que Oseas ve entre el pueblo. Tomadas así, son el inicio de la presentación de los pecados verdaderos de Israel. Por supuesto Israel no diría con tales palabras: “No hemos temido al Señor”. Sin embargo, es exactamente lo que sus acciones significan.
Los versículos 5 al 8 describen el día cuando los asirios llevarán en cautividad a los dos, ídolo y rey. En los versículos 5 y 6 se anuncia que los habitantes de Samaria que habitualmente adoraron (“temer”, tener reverencia) al ídolo en Betel ahora se lamentarán porque será llevado a Asiria como tributo.
La desobediencia de Israel ha provocado la pérdida de todo. La muerte parece mejor que la vida y el pueblo clama por un terremoto que termine todo. Sin embargo, no es solo que quiere la paz de la muerte. Israel busca cubrir su vergüenza, quiere todavía esconderse de su Dios y su ira. Clamará el pueblo, pero no responderán ni los montes ni las colinas. No habrá en donde esconderse.

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