viernes, 12 de octubre de 2018

Leyendo... Daniel capítulo 6



LECTURA DIARIA:
Daniel capítulo 6

Daniel ya tenía más de ochenta años y era uno de los tres altos funcionarios de Darío.
Estaba trabajando con personas que no creían en su Dios, y era más eficiente y capaz que los demás. El rey pagano se fijó en él, y Daniel se ganó un lugar de respeto.
Los oficiales celosos no pudieron encontrar nada de qué criticar a Daniel, por lo que atacaron su religión.
Todos los funcionarios conocían que la característica distintiva de Daniel, su firme consagración a Dios, podía ser también su punto vulnerable. Exaltaron el orgullo y la vanidad de Darío a fin de tenderle una trampa a Daniel.
En Babilonia, la palabra del rey era la ley. Sin embargo, cuando se creaba una ley en el imperio medopersa, ni siquiera el rey podía cambiarla. Darío era un buen gobernante, pero tenía un defecto fatal: era soberbio. Al apelar a su soberbia, los hombres le hicieron firmar una ley en la que se autonombraba dios durante treinta días. Esta ley no podía ser quebrantada ni siquiera por un funcionario tan importante como Daniel.
A pesar de que Daniel conocía la ley en contra de la oración, siguió orando tres veces al día «como de costumbre». Daniel tenía una vida de oración disciplinada.
Los funcionarios encontraron entonces en Daniel, un motivo para sancionarlo y penarlo echándolo en el foso de los leones para ejecutarlo.
Ante esto la inquietud asaltó el ánimo de Darío, que nada pudo hacer ante su decreto. 
Pero Dios libró a Daniel cerrando la boca de los leones.
Nabucodonosor creyó en Dios por la fidelidad de Daniel y sus amigos. Darío también estaba convencido del poder de Dios debido a que Daniel fue fiel y Dios lo rescató. A pesar de que Daniel estaba cautivo en una tierra extraña, su devoción a Dios fue un testimonio ante poderosos gobernantes.

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