jueves, 4 de octubre de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 47



LECTURA DIARIA:
Ezequiel capítulo 47

Las fronteras del Nuevo Israel.

Podemos dividir este capítulo en tres secciones bien claras:
a) la descripción del torrente que sale del templo y se dirige por el desierto hasta el mar Muerto, vivificando la región y las aguas de éste
b) fronteras de la nueva tierra de promisión
c) ordenaciones sobre la buena acogida de los extranjeros que habiten en la Tierra Santa.
Cuatro veces se miden mil codos de su trayecto mientras las aguas se elevan hasta los tobillos, las rodillas, los lomos, y finalmente hasta un sitio demasiado profundo como para poder atravesarlo. Alusiones a este río se encuentran en otros lugares de las Escrituras, y se hace evidente su relación con el río del Paraíso. Los árboles que crecen a lo largo de las riberas del río proveen abundante fruto durante todo el año, como en Amos 9.13. Este río es similar al mencionado en Apocalipsis 22.1-2, ambos asociados con el río de vida del huerto de Edén. El río simboliza la vida que proviene de Dios y las bendiciones que fluyen de su trono. Es un río manso, seguro y profundo, que se extiende a medida que fluye.
El Arabá es la depresión geológica sobre la cual yace el Mar Muerto. «Recibirán sanidad las aguas» se refiere al Mar Muerto, una masa de agua tan salada que nada puede vivir en ella. El río sanará las aguas del Mar Muerto, para que pueda sustentar la vida. Esta es otra ilustración de la naturaleza vivificante del agua que fluye del templo de Dios.
Los dos hijos de José, Efraín y Manasés, fueron adoptados por Jacob; mientras Leví no recibe heredad territorial alguna, ellos representan a dos de las doce tribus de Israel.
La frontera norte comienza en la costa fenicia del Mediterráneo sobre Biblos y se mueve hacia el este hasta el borde del desierto. La frontera oriental abarca los alrededores de Damasco y la región de Basán, desciende hacia el sudoeste hasta la ribera este del mar de Galilea, y entonces sigue el curso del río Jordán hasta el Mar Muerto. La frontera sur comienza en el extremo sureste del Mar Muerto, circunda a Zoar y Tamar y se mueve entonces hacia el sur de Cades Barnea para seguir el arroyo de Egipto hasta el Mediterráneo. La frontera occidental es el Mediterráneo. En la interpretación dispensacional estas fronteras definen los límites físicos de una nación israelita restaurada.
A los extranjeros no les estaba permitido poseer tierra en Israel, como lo demuestra el rechazo de Sebna en Isaías 22.15-19. Este era aparentemente un extranjero que se labró un sepulcro en Israel. Ezequiel le otorga ahora el mismo derecho a los no judíos, una importante promesa sobre la inclusión de los gentiles en el nuevo pacto divino.

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