viernes, 20 de abril de 2018

Un momento... SEGÚN LO QUE TIENES ASÍ ES COMO TE SIENTES




SEGÚN LO QUE TIENES ASÍ ES COMO TE SIENTES

En Mateo 6. 19 - 34, Jesús al parecer enseña sobre cuatro temas pero con un solo objetivo. De fondo hay solo una cosa que está tratando de enfatizar al hablarles del tesoro en el cielo, la lámpara de tu cuerpo, DIOS y las riquezas; el afán y la ansiedad. Aquí, Jesús enseña acerca de la clase de fe que tenemos en DIOS, la que puede considerarse como contentamiento, que no debe ser, según lo que tenemos y así es como nos sentimos.

Son cuatro temas que tienen que ver con la vida diaria de cada ser humano que podrían ser desarrollados cada uno por separado. Son temas que tienen que ver con la vista, el corazón, el estómago y mucho más del ser humano. En fin, tienen que ver con la búsqueda incansable del hombre de sentirse bien y el tener estas cosas parece que determina su estado de ánimo.
Las cosas de este mundo, bienes materiales, riquezas, y grandes tesoros están muy ligadas con el estado de ánimo, lo cual no es contentamiento, sino afán. El afán no es más que falta de fe, dependencia y confianza en DIOS.
Cuando una personas busca sentirse bien por medio de las cosas materiales que tiene, las cosas abundantes que le rodean, todo aquello que obtiene con su “esfuerzo” es egoísta, falta de fe, y jamás podrá sentirse satisfecho y mucho menos feliz. Todo el tiempo estará preocupado por los impuestos a pagar, el auto a reparar, la tarjeta a pagar, la comida a comprar, las deudas pendientes, lo que les hace falta y no dará gracias a DIOS por la vida que le da, por el sol, el agua, la luz, la familia, el aire, etc.
Contentamiento es sentirse tranquilo, satisfecho, contento con lo que es, con lo que le pasa y con lo que tiene. Es más, quien cree en DIOS y Su Palabra no depende de su estado de ánimo de las cosas que posee, del dinero que tiene, de los tesoros que almacena, sino de su relación estrecha con DIOS.
Cuando vivimos según lo que somos y tenemos y no según la fe que DIOS nos ha dado, todos los días vivimos preocupados por nuestras riquezas, por cuando más puede ganar, la riqueza misma será nuestro dios.
Cuando nuestra vida se mueve en función de lo material y no lo espiritual, todos los días nos ahogamos en la insatisfacción, en la inconformidad, en la ambición, y en la preocupación por lo que tenemos, como lo guardamos, cuánto ganamos, y cuanto tenemos, y nunca estamos satisfechos. Este es un factor común de la sociedad consumista, con crisis financiera, y con el síndrome posmodernista por la tecnología. Nunca se llega el hasta aquí, siempre se desea más, y lo mejor.
El modernismo nos está comiendo, nos gana roba el sueño, por adelantado nos quita lo que ganamos, porque el fenómeno de la comparación o la competencia es el mejor mercado. Nunca estamos satisfecho con lo alcanzado, con la ganado, con lo que somos, con lo que tenemos, siempre queremos más.
Por esa razón Jesús invita a sus discípulos a confiar en él, a hacer tesoros en el cielo, a mirar a DIOS en primer lugar, a buscar las cosas de arriba, y hacer esto es tener fe, vivir por fe, practicar la fe, creerle a DIOS y su Palabra.
La misma invitación o mejor dicho exhortación de Jesús es para nosotros hoy, a tener una vida de contentamiento, el secreto de vivir satisfechos.
Dime cuanto tienes y te diré como te sientes. Cuando tenemos mucho, lo esperado es que nos sintamos tranquilos, satisfechos, pero no es así, nunca es suficiente lo que tenemos, y eso es falta de contentamiento.
Aprendamos a depender más de DIOS y no de las cosas o de nuestra fuerza o de nuestro trabajo. Démosle a DIOS el primer lugar en todo, y de lo demás, DIOS se encargara que llegue.
Aprendamos a ser buenos mayordomos, regidos por un orden de prioridad en todo y para todo.

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