viernes, 27 de abril de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 13





LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 13

Babilonia capital del antiguo imperio babilónico. Según una antigua leyenda babilónica, fue construida por el dios Marduk. Su brillante historia se extendió desde el 2300 a.C., hasta el 325 a.C., cuando perdió importancia tras el colapso del imperio de Alejandro el Grande. El AT vio este declinar como un castigo de Dios por la destrucción de Jerusalén.

Los oráculos comienzan con un llamado a huestes no identificadas (consagrados, valientes). Puede que sean ejércitos celestiales, lo cual indica que las batallas terrenales de que se habla son reflexiones sobre una contienda espiritual. Los varios oráculos comprenderán entonces juicios contra naciones específicas y juicios contra toda la humanidad. Consagrados aquí no tiene connotación moral alguna, como santificados, sino que significa «escogidos para un propósito especial».
Los ejércitos espirituales de Dios pelean contra naciones reales en el escenario terrenal.
El juicio contra Babilonia no es sino parte del juicio de Dios contra el mal. Tales juicios proféticos hallan su consumación en numerosos episodios de la historia, especialmente en las anticipaciones del gobierno de Dios a través de la Iglesia. Todo ello terminará con la consumación del reino de Cristo al final de los tiempos.
Ofir se conocía por su oro extraño y valioso. Se cree que estaba localizada en la costa sudoeste de Arabia.
Aun antes de que Babilonia se convirtiera en una potencia mundial, Isaías profetizó que si bien brillaría por un tiempo, su destrucción sería tan completa que la tierra nunca más la volverían a habitar. Babilonia, actualmente Irak, sigue en ruinas, quemada, bajo un montón de polvo y arena.
En los versículos 19-21 la referencia es la sepultura ligera de soldados muertos en batalla. Por regla general, un rey recibía una sepultura con más pompa.


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