domingo, 15 de abril de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 1




LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 1

La profecía de Isaías le fue revelada por Dios. La visión describe la totalidad de lo que aparece en los 66 capítulos, ordenados en actos y escenas como si se tratase de un drama.
Isaías pide al cielo y a la tierra que sean testigos de su denuncia de la bancarrota espiritual de Judá. Dios señala el problema y sus consecuencias para el vínculo que lo une a su pueblo. El pecado equivale en esencia a una rebelión.

El estilo poético utilizado por Isaías recibe en hebreo el nombre de paralelismo, porque repite los conceptos utilizando otras palabras, y a menudo hace contrastar una idea con otra. Isaías también utiliza numerosas metáforas en su prosa.
Judá como nación había equivocado completamente el camino al desobedecer el mandato de Jehová. Mientras el pueblo de Judá siguiera pecando, no tendría la ayuda de Dios y estaría aislado.
El pecado y la rebelión habían traído desastre a su anteriormente fructífera tierra.
Al abandonar Dios a Judá, ésta quedaba tan desolada como una enramada inservible.
Isaías comparó a los gobernantes y pueblo de Judá con los gobernantes y pueblos de Sodoma y Gomorra. Para escuchar lo que Dios quería decir, el pueblo tenía que prestar atención y estar dispuesto a obedecer.
Dios estaba descontento con los sacrificios, pero no revocaba el sistema de sacrificios que inició con Moisés. Por el contrario, estaba haciendo un llamado a una fe y devoción sinceras. Los líderes cumplían con mucho cuidado los tradicionales sacrificios y ofrendas en las celebraciones santas, pero seguían siendo infieles a Dios en sus corazones. Los sacrificios debían ser una señal externa de fe interna, pero si faltaba la fe en Dios, las señales externas serían vacías.
Los sacrificios habían sido ordenados por Dios como vía para obtener el perdón de los pecados. Isaías no se está oponiendo a los sacrificios, la oración, el culto colectivo y el holocausto de sangre. Solamente está condenando los homenajes formales y el culto vacío que no estaban acompañados de justicia social y verdadera devoción.
La única esperanza de Judá para acercarse a Dios era el arrepentimiento genuino y el establecimiento de la justicia social.
Isaías declara que Dios está dispuesto a limpiar y perdonar si Judá se vuelve y acepta su santa provisión. Dios es misericordioso y magnánimo, pero los pecadores deben escoger entre la obediencia y el juicio.
Grana o carmesí era el color rojo intenso de una tintura que virtualmente era imposible sacar de la ropa. Asimismo, la mancha del pecado parece ser permanente. Sin embargo, Dios puede quitar la mancha del pecado de nuestra vida tal y como lo prometió a los israelitas.
La “ciudad fiel” se refiere a Jerusalén, que representa a toda Judá. Dios compara la conducta de su pueblo a la de una ramera. El pueblo dio las espaldas a la adoración del Dios verdadero para adorar ídolos. Su fe era pobre, impura y adulterada. La idolatría, ya sea externa o interna, es adulterio espiritual, pues el idólatra viola su compromiso con Dios por ir tras otra cosa.
Jesús llamó adúlteros a la gente de sus días, aun cuando eran estrictos en lo religioso. La Iglesia es la “Esposa” de Cristo y por la fe podemos revestirnos con su justicia.
Dios prometió refinar a su pueblo como un metal en una fundición. Este proceso requiere fundir el metal y limpiarlo de escorias hasta que el trabajador vea su propia imagen en el metal líquido.
A través de la historia, la encina ha sido un símbolo de fortaleza, pero el pueblo las adoraba. Ezequiel menciona que las arboledas de encinas se usaban como lugares de adoración idolátrica.
Una chispa en la estopa enciende un fuego rápido y devorador. Dios compara a los hombres fuertes cuyas malas acciones los devoran hasta arder como la estopa.



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