lunes, 23 de abril de 2018

Un momento... PREPARATE PARA EL MAÑANA




PREPARATE PARA EL MAÑANA

La infancia es un  tiempo maravilloso para muchos, pero cuando somos niños queremos crecer y ser jóvenes, ser grandes.
Los que hemos pasado ya algunas décadas, nos preguntamos, como paso tan rápido el tiempo de la niñez, y de la juventud.
La verdad es que la vida es corta porque el tiempo pasa rápido, este no se detiene, y DIOS ha definido para cada etapa de la vida un propósito que se debe perseguir.

Se deja de ser niño rápidamente y se convierte en joven, pasa esta etapa de la vida, se va como el viento. Muchos se quedan con pesar por no haber aprovechado mejor esta etapa de vigor, energía, oportunidades, ventajas, y fuerza. El joven piensa que nunca dejará de ser joven, de tener fuerza, de ser simpático, y de tener las puertas abiertas para la aventura, la diversión, los retos, y desafíos.
De pronto, sin darse cuenta, ya no es joven, y la edad mejor de su vida donde todo estaba a sus pies pasó y no se preparó para la siguiente etapa de la vida. Vivió solo por vivir, sin nada porque vivir. Lo más grave que un joven puede hacer es vivir esa etapa maravillosa de la vida sin tomar en cuenta a DIOS, sin reconocer que todo lo que es y puede hacer se debe a la soberana voluntad de DIOS.
Este es el llamado que el sabio escritor hace en Eclesiastés 11.9 al capítulo 12 versículo 8. La verdad es que cada etapa de la vida de un ser humano pasa sin remedio, termina sin poder hacer nada para alargarla, con toda la ciencia y la tecnología que se tiene en este siglo XXI, nadie puede evitar la ley de la vida que es: nacer, crecer, desarrollarse y morir. Las etapas de la vida están controladas y determinadas por la voluntad de DIOS, niñez, adolescencia, juventud, adulta, media vida y vejez.
Lo mejor que se puede hacer en cada una de estas etapas es descubrir el propósito de la existencia, y el propósito que DIOS ha dejado para cada etapa, y cumplirlo para satisfacer al dador de la vida.
La descripción y explicación que Salomón hace en Eclesiastés 12 sobre la manera como el cuerpo va perdiendo sus propiedades, funciones, y habilidades es hasta aterrador cuando no se tiene un concepto adecuado de la vida.
Cada etapa de la vida tiene su atractivo, belleza, y propósito y por lo cual se debe desfrutar, gozar, y aprovecharla para honrar a quien permite que la vivamos. Podemos tomar una actitud fatalista, pesimista y negativa de la vida, pero esto solo hará más difícil la vida, y con todo, no podremos hacer nada ni para acortarla o alargarla. DIOS ha puesto los linderos a nuestra vida, y nadie las puede sobrepasar sin el permiso de Él. Tomar una actitud positiva, optimista y de contentamiento es lo mejor, porque aun en medio de las cosas difíciles, siempre se encuentra el sentido positivo y el propósito pedagógico que DIOS tiene para cada uno.
Aquí está la razón del llamado de Salomón que hace a los jóvenes y a los jóvenes adultos, a vivir para honrar a DIOS, porque esa es la mejor preparación para el mañana.
Amemos a DIOS cada día, en cada momento, y aprovechemos el tiempo para servir a DIOS, gastemos la energía para que el evangelio avance.
Cuidemos nuestro cuerpo de todo exceso, sonriamos en lugar de enojarnos, busquemos buenos amigos, seamos sabios al hablar, pero por sobre todas las cosas, amemos a DIOS con todo el corazón.
Hagamos esto todo los días, y viviremos bien todo el tiempo, y aun en la vejez fructificaremos, seremos como el búfalo o las palmeras, fuertes, alegres, vigorosas y en plena satisfacción. Cuando se vive bien desde la juventud, cuando se es anciano se vive en contentamiento inigualable, feliz y satisfecho por lo que DIOS nos permitió hacer, ser y vivir.
Prepárate hoy para el mañana, prepárate tomando en cuenta a DIOS y mañana él responderá por ti.
El fin de todo mi discurso es, teme a Jehová y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.  (Eclesiastés 12.13)

No hay comentarios:

Publicar un comentario