lunes, 23 de abril de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 9





LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 9

Dejando atrás el lado oscuro de la historia, las profecías de Isaías prometen un futuro esperanzador. Aunque no precisa Isaías el momento en que ello ocurrirá, el NT identifica esta sección con Cristo y su reino.

En el versículo 6: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. Se ofrece el cuádruple nombre y los atributos del Niño (Mesías), quien nacería para reinar por siempre sobre el trono de David.
 Admirable, Consejero parece un nombre que expresa sus cualidades de guía y líder político. Él es la Palabra viva, el guía infalible, la inextinguible sabiduría, la Verdad y el Camino. Sobre él descansará el imperio (la autoridad de gobernar). El niño es Dios encarnado, el Omnipotente. La palabra traducida como «fuerte» tiene el significado adicional de «héroe». El Señor es el héroe infinito de su pueblo, el guerrero divino que ha triunfado sobre el pecado y la muerte.
Padre Eterno expresa el cuidado paternal que viene de Cristo. Este título no entra en conflicto con el de la primera persona de la Trinidad. Jesús dijo a Felipe: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre». «Eterno» también significa «presente en todas partes»; el Señor posee los atributos de eternidad y omnipresencia mientras reina sobre el trono de David y dentro de los corazones de los redimidos. Príncipe de Paz, su reino estará caracterizado por shalom, sanidad, bienestar, prosperidad, felicidad y cese de la enemistad. El NT afirma que el establecimiento del reino estará antecedido por su triunfo sobre satanás.
En estos versículos tenemos una de las más hermosas promesas poéticas del reino venidero del Mesías. Anualmente lo recitamos y lo escuchamos cantar cuando celebramos la Navidad. Sin embargo, también se refiere a una de las verdades más grandes y misteriosas de la Biblia: la encarnación, «un niño nos es nacido, hijo nos es dado». Dios se haría parte de la raza humana. Un niño recién nacido sería llamado «Dios fuerte, Padre eterno». Podemos aceptar esta verdad por fe, pero no podemos comprender plenamente lo que significó, para la segunda persona de la Trinidad, abandonar su estado divino y revestirse de la naturaleza humana. Pero Pablo nos dice que tomó la forma de siervo y vino a la tierra como un ser humano. «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre»
En un momento de gran oscuridad, Dios prometió enviar una Luz que brillaría en cualquier persona que viviera en la sombra de la muerte. Él es «Admirable, Consejero» y «Dios fuerte». Este mensaje de esperanza se cumplió con el nacimiento de Cristo y el establecimiento de su reino eterno. Vino a liberar a todas las personas de la esclavitud del pecado.
Este niño que se transformaría en su libertador es el Mesías, Jesús.

El capítulo termina con palabras duras, ya que habría disensión interna en Israel, así como guerra contra Judá
Efraín y Manasés eran tribus del reino del norte, descendientes de los dos hijos de José. Sostuvieron una guerra civil debido a su egoísmo y maldad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario