jueves, 26 de abril de 2018

Un momento... EL VALOR DE UNA BUENA REPUTACIÓN




EL VALOR DE UNA BUENA REPUTACIÓN

Proverbios 22.1 dice: “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas y la buena fama más que la plata y el oro”.
La palabra que el apóstol Pablo utiliza para buena reputación en algunos casos es “buen testimonio” pero la que realmente utiliza es “irreprensible” que significa, sin mancha, sin tacha, sin censura, sin nada por lo cual puede ser señalado. En otras palabras, reputación se refiere a una persona de respeto, de buen testimonio, buen ejemplo, de gran estima.
Los diccionarios definen reputación la opinión que se tiene de una persona, que puede ser por su prestigio o por su fama.

Como dice en proverbios 22.1 da mayor honra, valor, o estima tener buen nombre, ser un buen ejemplo, o buen testimonio, o buena opinión que cualquier otra cosa.
Pensemos ahora en la realidad de lo que más busca con preferencia el ser humano entre tener riqueza o buena reputación. Definitivamente, el porcentaje mayor caería a favor de las personas que prefieren más el llegar a ser ricos y poderosos en dinero que en tener buena reputación.
Es muy posible que algunas personas digan, prefiero ser honrado y pobre que rico y corrupto. Sin embargo, hay pobres y corruptos como también hay ricos y honrados, pero son excepciones.
Ser honrado, leal, honesto tiene más valor que la mucha riqueza. Si nuestra preferencia fuera esta, ser honrado, respetable, leal y honesto más que la riqueza, nuestra sociedad sería verdaderamente hermosa, porque no existiría corrupción, traición, deslealtad, egoísmo, individualismo, materialismo, sino una sociedad de amistad.
Esto es imposible alcanzarlo en toda una sociedad, pero puede alcanzarse de manera individual.
La buena reputación debe comenzar en nuestra casa, si, allí con nuestra propia familia al ser responsables, serviciales, sinceros, honestos, leales, trabajadores, buenos  ejemplos, respetables, honrados en todo, educados, amables y amigables.
No tratemos de tener buena reputación afuera como prioridad, sino tratemos de ser respetados, que tengan buena opinión de nosotros en nuestra propia casa, que nuestros hijos o padres tengan un buen concepto de nosotros, que nuestra familia se sienta orgullosa y honrada por lo que somos.
La Biblia dice, que si no sabemos gobernar nuestra propia casa, como podremos gobernar a la iglesia, o tener buena reputación afuera. Si intentamos tener buena reputación afuera antes que en el hogar, entonces se aplica el dicho, “candil de la calle y oscuridad de la casa”. O como diría el proverbista, “Me dieron a cuidar mi viña, y mi viña que era mía no cuide”. Con mucha frecuencias estamos más preocupados por el que dirán de la gente, por portarnos hipócritamente bien afuera, que los demás tengan una opinión elevada de nosotros, y que nos honren por la buena reputación que tenemos y nos gastamos todo con tal de convencer a la gente que somos lo máximo, cuando en la casa tenemos una pobre o nula reputación ante nuestros hijos o padres.
Es tiempo de hacer equilibrio. Esforcémonos porque DIOS se sienta honrado y tenga una buena opinión por nuestro buen comportamiento o buena reputación. Si logramos esto, nos será fácil tener una buena reputación dentro del hogar, y nuestra gente dentro del hogar tendrá una opinión o un concepto elevado de nosotros. Tendiendo la aprobación y una buena opinión de DIOS y de nuestra familia sobre nuestra reputación, fama, prestigio, con esto basta. Lo que la sociedad diga, es secundario. Si DIOS me aprueba, si mi familia me aprueba por la buena reputación, la sociedad no puede hablar diferente, lo más seguro es que mi reputación será la misma en el trabajo, en la iglesia, en la escuela, en la calle y en todo lugar.
Vamos, no es tarde para mejorar, hoy podemos ponernos a cuentas con DIOS, con nuestra familia y con los demás. Despojarnos del viejo hombre, y vestirnos del nuevo hombre en Cristo y como dijo Pablo, olvidando lo que queda atrás, prosigo hacia delante, hacia la meta del supremo llamamiento, mirando solo a Cristo, para ser como es él.


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