miércoles, 14 de septiembre de 2016

Leyendo... Números capítulo 7

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LECTURA DIARIA:
Números capítulo 7

Después de que se hubiese levantado, ungido y consagrado el tabernáculo, los líderes de las doce tribus trajeron obsequios y ofrendas para su uso y mantenimiento. Todo el pueblo participó: era el tabernáculo de todos.
Los líderes respondieron a su designación con ofrendas para el tabernáculo que acababa de ser dedicado. Una de las ofrendas era para el servicio del tabernáculo de reunión, dada de una vez, y otra para el altar, presentada en una ceremonia que se extendió durante doce días.
La cronología alude a la conclusión de la edificación del tabernáculo, la consagración del tabernáculo y del altar.
La ofrenda para el tabernáculo facilitó los medios para transportarlo durante el viaje, dos carros para las cortinas y cuatro carros para los elementos de su estructura.
Los hijos de Coat tuvieron que cargar las cosas más santas sobre sus hombros, sosteniendo las varas con argollas adheridas a ellas.
El peso de un siclo variaba. Se asume generalmente que en este momento equivalía a unos 11, 4 gramos de plata.
Moisés erigió, ungió y consagró el tabernáculo, y que las tribus demostraron su apoyo por el centro de adoración con la ofrenda de las carretas y bueyes.
La mención de la voz de Dios aquí cumple la promesa, confirmando que Jehová se complace en las ofrendas del pueblo y acepta el tabernáculo, producto del trabajo y de las ofrendas del pueblo, como su morada en la tierra. El santuario llega a ser en realidad una “tienda de reunión” donde Dios se reúne con el hombre Moisés, líder del pueblo de Dios.
Este pasaje afirma que mientras Moisés antes consultaba con Dios en una tienda fuera del campamento, ahora lo hace en el tabernáculo, el centro del culto de todo el pueblo.

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