domingo, 4 de septiembre de 2016

Leyendo... Levítico capítulo 25

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LECTURA DIARIA:
Levítico capítulo 25

Este capítulo describe el séptimo año de reposo y el año del jubileo. Trata del reposo de la tierra, la redención de la propiedad y el rescate de esclavos. 
Esto constituía una buena administración de los recursos naturales y recordaba al pueblo el control de Dios y su provisión para ellos.
El año del jubileo tenía que celebrarse cada cincuenta años. Incluía la cancelación de todas las deudas, la liberación de todos los esclavos y la devolución a sus dueños originales de todas las tierras que habían sido vendidas.
No existe ningún indicio en la Biblia de que alguna vez se haya llevado a cabo el año del jubileo. Si Israel hubiera seguido esta práctica fielmente, habrían tenido una sociedad sin pobreza permanente.
Todo lo que la tierra rendía espontáneamente durante aquel período, podía comerse para el necesario sustento, pero nadie estaba en libertad para amontonar o formar un acopio privado en reserva.
Las herencias, por cualquier causa, y cuán frecuentemente hubieran sido, volvían a las manos de sus dueños antiguos. Esta ley de mayorazgo, por la cual el heredero legítimo nunca podría ser despojado, era una disposición de gran sabiduría para conservar en su orden a las familias y tribus, y fielmente registradas sus genealogías, a fin de que todos pudiesen tener pruebas para establecer sus derechos a las propiedades ancestrales. Por esta razón la tribu y familia de Jesús fueron descubiertas fácilmente en su nacimiento.
Como la propiedad no podía cambiar de dueño definitivamente, lo que en realidad se vendía no era la tierra sino un determinado número de cosechas.
Las instrucciones del Señor aseguran el cuidado de los pobres y los necesitados en el código sacerdotal. Como se ha visto, las relaciones con el Señor no estaban restringidas por la riqueza o por la pobreza, porque se hacen provisiones en el código sobre ofrendas de menor costo para las personas de medios limitados.
Bajo las leyes hebreas, los esclavos eran tratados de una forma diferente que en las otras naciones. Eran vistos como seres humanos con dignidad y no como animales. Los esclavos hebreos, por ejemplo, participaban en las fiestas religiosas y descansaban el sábado.
En ninguna parte la Biblia condona la esclavitud, pero reconoce su existencia.
Las leyes de Dios ofrecían muchas instrucciones sobre cómo tratar a los esclavos.

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