martes, 13 de septiembre de 2016

Leyendo... Números capítulo 6

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LECTURA DIARIA:
Números capítulo 6

En los días de Moisés, un voto personal era tan obligatorio como un contrato por escrito. Una cosa era decir que iba a hacer algo, pero se consideraba con mucha mayor seriedad cuando uno hacía un voto solemne para hacerlo. 


Dios instituyó el voto de nazareo para los que querían dedicar algún tiempo exclusivamente para servirlo. Este voto podía ser por un período corto de treinta días, o uno tan largo como toda una vida.
Era voluntario, con una excepción, los padres podían tomar el voto para sus hijos jóvenes, haciéndolos nazareos de por vida.
El voto incluía tres restricciones:
(1) debía abstenerse del vino y las bebidas fermentadas,
(2) su cabello no podía ser recortado ni la barba afeitada y
(3) le estaba prohibido tocar un cadáver.
El propósito del nazareato era levantar un grupo de líderes dedicados completamente a Dios. Sansón, Samuel y Juan el Bautista, fueron probablemente nazareos de por vida.
Nazareo es un sustantivo derivado de un verbo que puede traducirse como «apartar». La palabra define simplemente a aquel que se aparta a sí mismo para el Señor durante un tiempo específico. Este nazareo temporal es probablemente distinto de aquel que hacía voto de por vida, como fue el caso de Sansón.
La ofrenda y las libaciones de los nazareos no son ofrendas distintas, sino que forman parte del ritual de la ofrenda de paz. La necesidad de observar estos rituales para absolver a las personas de sus votos refuerza su importancia.
Los tres aspectos del voto de nazareo, la abstinencia del fruto de la vid, no cortarse el pelo y evitar contaminarse entrando en contacto con un cadáver, era considerado como actos específicos de disciplina y limpieza.
Después de tratar de varias causas de contaminación y cómo responder para mantener la santidad del pueblo de Dios, encontramos la bendición sacerdotal. Esta subraya la verdad de que sólo un pueblo santo puede gozar de las bendiciones de Dios, pero cuando el pueblo se mantiene limpio de contaminación, Jehová se deleita en poner su nombre sobre ellos y bendecirlos.
Los sacerdotes solían pronunciar esta bendición al finalizar el sacrificio diario. El pedido de que Jehová “bendiga” a uno puede incluir todo tipo de cosas buenas, tierra y bienes materiales, descendencia, buena salud y gozo espiritual en la presencia de Dios.
Guardar se refiere a la protección de Dios sobre los suyos. Hacer el rostro resplandecer sobre uno significa mirarle con favor. Cuando Jehová tiene misericordia de uno, actúa en base a su pura gracia para salvarle de todo trance agudo. Levantar hacia uno su rostro quiere decir fijar la atención en uno con un propósito benevolente y notar en contraste la angustia experimentada cuando Jehová esconde su rostro.
El último pedido, que Dios ponga en ti paz, es el más rico de todos. En el hebreo, shalom significa mucho más que la ausencia del conflicto; incluye las ideas de prosperidad, salud, gozo, bienestar total, y aun la salvación. ¡Qué bendición más rica que Dios ofreció a su pueblo si se mantenía santo y obediente! ¡Qué bendición que nos ofrece ahora en Jesucristo si somos obedientes!

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