miércoles, 28 de septiembre de 2016

Leyendo... Números capítulo 21


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LECTURA DIARIA:
Números capítulo 21

Este capítulo narra la última jornada en vísperas de la conquista de la tierra prometida, desde el monte Hor hasta las planicies de Moab. Todo lo que se narra de ahí en adelante ocurre en esta última región.
El rey de Arad pensó que Israel estaba en camino hacia Canaán, pero que no pretendía penetrar desde el sur, el plan era pasar a través de Edom. Los cananeos lanzaron algo así como un golpe preventivo, e Israel contraatacó.
Sintiendo su propia debilidad, los israelitas imploraron la ayuda de Dios, y en anticipación de la ayuda, dedicaron las ciudades de este rey a la destrucción futura.
Este voto de exterminio contra Arad dio nombre al lugar Horma (matanza y destrucción), aunque no se cumplió sino después de cruzar el Jordán.
Los hijos de Israel estaban agotados por la larga marcha rodeando la tierra de Edom. Hablan descontentos de lo que Dios había hecho por ellos y desconfiaron de lo que Él haría.
Dios utilizó serpientes venenosas para castigar al pueblo por su incredulidad y sus quejas. El desierto de Sinaí cuenta con una gran variedad de serpientes. Algunas se esconden bajo la arena y atacan sin previo aviso. Los israelitas y los egipcios las temían mucho. La mordida de una serpiente venenosa significaba, por lo general, una muerte lenta con un sufrimiento intenso.
Dios permitió que su juicio se aviniera a la presunción popular, y muchos murieron por la mordedura de las serpientes. Pero en respuesta al arrepentimiento de su pueblo, Dios prescribió que se erigiera una serpiente de bronce, y todo aquel que levantara la vista con fe hacia ella sería sanado. Jesús se refirió a este relato, al implicar que la serpiente de bronce prefiguraba su crucifixión.
Jesús explicó que así como los israelitas habían sanado al mirar la serpiente del asta, los creyentes podían ser salvos de la enfermedad del pecado al mirar a Jesús en la cruz. No era la serpiente lo que curaba a aquella gente, sino la fe en que Dios podía curarlos.
El itinerario seguido muestra a los israelitas pasando al este de Moab (y posiblemente de Edom). La mayoría de los lugares son desconocidos. Marcan el trayecto de la marcha hacia la tierra prometida.
El libro de las batallas de Jehová, un documento que nos es desconocido. Lo más probable es que fuese una colección de cantos o poemas de victoria.
Al norte de Moab vivía un grupo de amorreos a través del cual Israel tenía que pasar para llegar al Jordán, y por lo tanto a la tierra prometida. Aquí se narra la derrota de aquellos amorreos. Este territorio pasó después a manos de la tribu de Rubén.
Dios aseguró a Israel que su enemigo ya estaba conquistado aún desde antes que comenzara la batalla.
El territorio de estos reinos amorreos no era incluido originalmente en la tierra prometida, porque la tierra de Canaán abarcaba el territorio al oeste del Jordán. No obstante, las victorias ganadas al este del Jordán dieron confianza a Israel para la campaña de la conquista de Canaán, y la tierra tomada era buena y fértil. Las tribus de Rubén y Gad y parte de la tribu de Manasés se asentaron en estas regiones de Galaad y Basán.

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