sábado, 3 de septiembre de 2016

Leyendo... Levítico capítulo 24

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LECTURA DIARIA:
Levítico capítulo 24

Esta es la repetición de una ley ya dada en el libro de Éxodo (Éxodo 27.20-21). El aceite para las lámparas tenía que ser de olivas claro, molido sacado en frío, que es siempre de gran pureza. 
La presencia diaria de los sacerdotes era necesaria para vigilar la limpieza y el arreglo de las lámparas. El candelero limpio es así llamado por ser de oro puro.
La harina era para las tortas que debían cocer, este pan recibe también el nombre de pan de la Presencia o pan de la proposición.
Aquellas tortas eran cocidas por los levitas, la harina era provista por el pueblo.
Cada sábado era provisto un abastecimiento fresco; panes calientes eran colocados en el altar en lugar de los viejos, los cuales, habiendo quedado una semana, eran quitados, y comidos sólo por los sacerdotes, excepto en casos de necesidad.
Este pasaje relata la promulgación de una ley nueva, con detalle de las circunstancias que le dieron origen.
La “multitud mixta” acompañó a los israelitas en su éxodo de Egipto; esto hace suponer que uniones maritales de la clase descrita no eran raras, y era natural, en las circunstancias de los dos pueblos, que el padre fuese egipcio y la madre israelita.
Un joven mestizo, habiendo reñido con un israelita, era práctica común entre los egipcios maldecir a sus ídolos cuando no conseguían el objeto de sus peticiones. El joven en su entendimiento egipcio creyó que el insulto más grande a su rival era el de blasfemar el objeto de su reverencia religiosa. Como la falta era nueva, el joven fue puesto en custodia hasta que fuera conocida la disposición de Dios en cuanto a su castigo.
DIOS mandó que sacaran al joven fuera del campamento y que fuera apedreado.
El castigo de la blasfemia (maldecir a Dios) parece extremadamente severo según los parámetros modernos. Pero muestra cuán seriamente espera Dios que tomemos nuestra relación con El.
Los versículos siguientes contienen una repetición de otras leyes, relacionadas con transgresiones de una naturaleza social, las penas de las cuales habían de ser infligidas, no por la mano de particulares, sino por medio de los jueces ante quienes el caso fuera presentado.
El principio de la ley del Talión servía para prevenir la extrema brutalidad al exigir retribución.
En el antiguo Medio Oriente se acostumbraba quitarle la vida a aquel que causaba un perjuicio como retribución por los daños ocasionados. La Ley Mosaica limitó la retribución.

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