jueves, 29 de septiembre de 2016

Leyendo... Números capítulo 22


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LECTURA DIARIA:
Números capítulo 22

El tema de este pasaje es el reclutamiento de Balaam, una importante advertencia que Balaam recibe en el camino; y los oráculos de Balaam.
Los campos de Moab, nombre tradicional del área, habían sido arrebatados a Moab por Sehón el amorreo, quien fue a su vez derrotado por Israel. Ahora era territorio israelita y lugar de concentración para la conquista de la tierra prometida; más tarde se convirtió en parte de ella.
Balac el rey de Moab se hizo un plan para maldecir al pueblo de Israel; esto es, para poner a Dios en contra de ellos, que hasta ahora había luchado a favor de ellos. Tenía la falsa idea de que si lograba que un profeta orara pidiendo que les sobreviniera el mal, y que diera una bendición a él y a sus ejércitos, entonces podría vérselas con ellos.
Para eso, Balac emplea a Balaam, aunque tuvo que hacerlo venir de lejos. No se sabe si antes de esto el Señor habría hablado alguna vez a Balaam, pero hay pruebas abundantes de que él vivió y murió como hombre malo, enemigo de Dios y su pueblo.
Para convencer a Balaam, ellos llevaron la paga de la injusticia, pero Dios limitó a Balaam, prohibiéndole maldecir a Israel. Balaam no era un extraño de la causa de Israel, de modo que debiera haber contestado de inmediato a los mensajeros que nunca maldeciría a un pueblo que Dios hubiera bendecido. Pero se tomó una noche para considerar qué hacer.
Balaam no fue fiel para entregar el mensaje con la respuesta de Dios a los mensajeros. Los mensajeros tampoco fueron fieles al dar la respuesta de Balaam a Balac.
Balac envió una segunda vez los príncipes a Balaam. Balac puso un cebo no sólo para la codicia de Balaam, sino para su orgullo y ambición.
Dios permitió que Balaam fuera con los mensajeros del rey Balac, pero estaba enojado por la actitud codiciosa de Balaam.
Balaam se levantó muy de mañana para emprender el viaje, no estaba buscando a Dios en el camino, pero Dios sale a su encuentro. El ángel de Jehová se pone en el camino de Balaam para matarlo porque su camino era perverso. Balaam no ve al ángel, pero el asna sí, y se desvía dos veces y se detiene la tercera vez para evitar la espada del ángel. El animal era más sensible a las realidades espirituales que Balaam.
El asna le salvó la vida a Balaam, pero lo hizo quedar como un tonto. Por eso Balaam azotó al animal.
Al final Balaam abrió los ojos. Balaam pareció transigir y dijo, yo he pecado; pero no parece que fuera sensible a esta maldad de su corazón ni estuviera dispuesto a admitirla. El ángel declaró que él no sólo debía ser incapaz de maldecir a Israel, sino que sería forzado a bendecirlo, esto sería más para la gloria de Dios y para su propia confusión que si se hubiera arrepentido.
Finalmente Balaam obedeció a Dios y bendijo a Israel, a pesar del soborno del rey Balac.

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