jueves, 1 de septiembre de 2016

Leyendo... Levítico capítulo 22

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LECTURA DIARIA:
Levítico capítulo 22

Dios se dirigió directamente a los sacerdotes y los instruyó advirtiéndoles que debían preservar su propia santidad. 
La historia de Nadab y Abiú recordó a los sacerdotes lo sagrado de su misión, y el cuidado con que debían preservar su santidad individual ante Dios.
Es posible que los israelitas hayan estado bastante familiarizados con los sacerdotes egipcios. A los sacerdotes egipcios les interesaba mayormente la política. Veían la religión como un medio para obtener poder. Por eso los israelitas quizás hayan sospechado del establecimiento de una nueva orden sacerdotal.
Pero Dios quería que sus sacerdotes lo sirvieran a El y al pueblo. Sus deberes eran religiosos: ayudar al pueblo a acercarse a Dios y adorarle. No podían usar su posición para obtener poder porque no les era permitido poseer tierra ni aceptar dinero de nadie.
Se prohíbe a los sacerdotes en estado de impureza ritual consumir la porción que les corresponde por los sacrificios.
La multitud de limitaciones minuciosas a que estaban sujetos los sacerdotes, por contaminación accidental, teniéndolas siempre presentes, para que no fuesen ineptos para el servicio sagrado, tendía a conservar activo el sentimiento de reverencia y sumisión a la autoridad de Dios. Las ideas del pecado y del deber eran despertadas en su corazón por cada caso al cual se refería o una prohibición o un mandato.
Los animales con defectos no eran aceptables como sacrificios, porque no representaban la naturaleza santa de Dios. Además, el animal tenía que ser sin mancha para poder prefigurar la vida perfecta y sin pecado de Jesucristo.
Todas estas directivas daban confianza al pueblo y ayudaban a los sacerdotes a cumplir su propósito.

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