sábado, 7 de mayo de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 6


LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 6

En este capítulo 6 vemos no solamente el Diluvio, sino también las razones para ese juicio de Dios. 

Este pasaje nos muestra la tremenda perversidad en que los hombres habían caído a causa de sus pecados, alejándose cada vez más de Dios y haciendo cosas cada vez más malas ante sus ojos.
Por esa razón la Biblia nos cuenta que Dios decidió exterminar a los hombres de la tierra, porque ya no había para ellos ninguna esperanza debido a su maldad.
Dios no quería que la tremenda maldad de los hombres destruyera todo el hermoso universo que con tanto amor El había creado.
Cuando la Biblia nos habla de los hijos de Dios debe entenderse que hace referencia a los descendientes de Set, aquel hijo de Adán y Eva que Dios les había dado al morir Abel, y que andaba en los caminos del Señor.
Cuando nos menciona a las hijas de los hombres debemos entender que hace referencia a las descendientes de Caín, que hacían lo malo ante Dios y estaban contaminando también a los descendientes de Set, de manera que ya no había nadie bueno sobre la faz de la tierra.
Sin embargo todavía había un hombre que era capaz de obedecer a Dios.
Podemos imaginar el dolor de Dios frente a tanta maldad de la humanidad. Pero El encontró en Noé a un hombre especial, tal vez el único.
La Biblia nos dice que "Noé halló gracia ante los ojos de Jehová"; pero esto seguramente era así porque a pesar de estar rodeado de tanta maldad, Noé no se había apartado de Dios y estaba dispuesto a obedecerlo.
Cuando Dios supo que Noé estaba dispuesto a obedecerle, le habló diciéndole que estaba cansado de tanta maldad en medio de los hombres y que enviaría un diluvio que haría que todos los seres vivos desaparecieran de la faz de la tierra.
Dios pactó con Noé prometiéndole que él y toda su familia, y todos los animales que el guardara en un Arca que Dios le mandó hacer se salvarían.
Dios quería, a partir de un hombre obediente, como Noé, iniciar una nueva humanidad que no hiciera tanta maldad.
Y a pesar de estar solo y no haber agua cerca de allí, Noé comenzó en fe a hacer todo lo que Dios le mandó. Si él no hubiera obedecido, la humanidad se habría perdido para siempre.

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