jueves, 12 de mayo de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 11


LECTURA DIARIA
Génesis capítulo 11

La tierra de Sinar de la que habla este capítulo, no ha sido identificada.

La diversificación de las lenguas y la dispersión de los pueblos se presentan en este relato desde otro punto de vista, ya no se trata, como en el capítulo anterior, de algo bendecido por Dios, sino de un castigo impuesto al orgullo de los humanos.
Los descendientes de Noé retornaron rápidamente a sus costumbres paganas, por lo tanto, Jehová decidió confundir su lengua y entonces los esparció sobre la faz de toda la tierra.
La torre de Babel fue un gran logro humano, una maravilla del mundo. Pero era un monumento dedicado a la gente misma y no a Dios.
Lo que ellos pretendieron convertir en un monumento a los esfuerzos humanos se transformó en un símbolo del castigo divino al orgullo y a la autosuficiencia.
A veces construimos monumentos a nosotros mismos (ropas caras, una gran casa, un automóvil lujoso, un trabajo importante) para llamar la atención. Esto puede no ser malo en sí, pero cuando los usamos para jactarnos y gloriarnos, toman el lugar de Dios en nuestras vidas. Somos libres para desarrollarnos, pero no para pensar que hemos reemplazado a Dios.
Aquí se ofrece una lista de los descendientes de Sem, que fueron bendecidos.
De la línea de Sem provienen Abram y toda la nación judía que conquistaría Canaán en los tiempos de Josué.
Las genealogías sirven aquí de vínculo transicional entre el período inaugural del hombre y el período patriarcal, cuando Dios inicia el último proceso de redención.
La longevidad estaba decreciendo rápidamente, desde los 950 años de Noé a los 175 años de Abraham, en sólo 10 generaciones.
Abram nació cinco generaciones después de Babel.
Abram creció en Ur de los caldeos, una ciudad importante del mundo antiguo. Los arqueólogos han descubierto allí evidencias de una civilización floreciente en los días de Abram. La ciudad comerciaba extensamente con sus vecinos y contaba con una gran biblioteca.
Ur aparece tres veces en Génesis. Probablemente se encontraba en el Irak meridional moderno.
Taré salió de Ur para ir a Canaán, pero se estableció en Harán. Pero esto no cambió el llamamiento de Abram (Génesis 12.1).
Abram respetaba el liderazgo de su padre, pero cuando Taré murió, se trasladó a Canaán. La voluntad de Dios puede venir en etapas. Al igual que el tiempo que pasaron en Harán fue un período de transición para Abram, Dios puede darnos períodos de transición y tiempos de espera para ayudarnos a depender de El y confiar en sus planes.

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