miércoles, 25 de mayo de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 24



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 24

El capítulo 24 de Génesis comienza haciendo referencia a la edad avanzada de Abraham.
Sara acababa de morir, y él pensaba que pronto seguiría él.  Para entonces, se cree que Abraham tenía 137 años.  Pero a él todavía le quedaban 38 años más de vida, pues murió a los 175 (Gen. 25.7)

Abraham todavía tenía una misión que cumplir, debía asegurarse de dejar casado a su hijo Isaac, para tener descendientes y asegurar que la promesa de Dios no muriera allí.   
Abraham se dispuso buscar mujer para su hijo.  Para ello, decidió enviar a su siervo de mayor confianza con la misión de encontrarle una esposa para Isaac, pero no podía ser cualquiera.
Abraham le hizo jurar a su siervo que no buscaría una mujer entre las cananeas.
El rechazo a los cananeos no era por discriminación étnica.  Más bien, era un asunto de creencias espirituales, de principios y valores.
Aunque Abraham tenía razón de no querer una mujer cananea para su hijo, tampoco era ideal que él regresara a la Tierra y a la parentela de quien Dios le había dicho que dejara atrás. 
Las condiciones que demandaba Abraham representaban complicaciones para el siervo. 
Abraham no estaba poniendo su confianza en el siervo, sino en YHVH Dios del universo.
Abraham sabía que Dios iba a proveer mujer para su hijo, para conservar la descendencia.  El sabía que el Señor mandaría a su Ángel delante, preparando el camino, como lo hizo en el Monte Moriah.
El siervo aceptó la misión y juró cumplirla.  De inmediato, se puso en camino.
Este era un viaje largo.  Pero él no perdió tiempo.  Tan pronto como llegó, se puso en acción.  Se dirigió directamente al lugar donde podía encontrarse con las mujeres del pueblo.
El siervo de Abraham no conocía a las mujeres de Harán, ni mucho menos sabía qué había en su corazón pero Dios sí lo sabe, y por eso pidió una señal.
La respuesta vino de inmediato.  En realidad, Dios ya había preparado la respuesta antes de que fuera pedida.  
El siervo de Abraham, pidió lo que estaba en el corazón de Dios, y la respuesta ya venía en camino.
Rebeca había pasado la primera prueba.  Ella había demostrado ser generosa
Con todas las señales confirmadas, él supo que Rebeca era efectivamente la futura esposa de Isaac.  Ya estando seguro, no tardó en expresar el propósito de su visita.
Todas las puertas se le abrieron a Eliezer, siervo de Abraham. No tuvo ni siquiera que escoger, porque el Señor lo llevó a la puerta de la casa de la joven, y también abrió los corazones de su familia para que aceptaran la propuesta. En ese momento, el siervo volvió a postrarse en tierra para adorar a Dios y darle gracias por su favor. 
Rebeca aceptó aún sin conocer a Isaac. 
Isaac que había quedado muy triste por la muerte de su madre, encontró consuelo al casarse con Rebeca.

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