domingo, 29 de mayo de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 28



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 28

La bendición de Abraham le dio a Jacob, consistía en la promesa divina de “tierra y descendencia” (Gen. 12:1-3; Gen. 17:6-8)

Lo curioso es que, en ese momento, Jacob estaba saliendo de la Tierra Prometida.  Además, Jacob tampoco tenía descendencia.  La bendición podía sonar un poco “irónica”, pero en realidad era profética.
El Señor advirtió a los patriarcas que antes de recibir la tierra, iba a venir la descendencia (Gen. 12:7).  Por eso era importante que Jacob fuera a buscar esposa.  Sin embargo, no debía casarse con mujer cananea, sino de entre su propia parentela, tal como lo había hecho Isaac.
Esta no fue sólo una bendición o una promesa, fue una orden, y Jacob obedeció. Jacob fue a Padán-aram, a casa de Labán, hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú. 
Parecía irónico que el hijo que tenía la promesa de recibir la Tierra Prometida tuviera que salir al exilio, mientras que el otro hijo se quedaría. 
Pero esto sólo sería por un tiempo, pues Jacob regresó 20 años después, mientras que Esaú se retiró al otro lado del Río Jordán, donde la tierra era más adecuada para la crianza de ganado y la cacería.
Esaú no sólo estaba molesto con Jacob por haberle quitado la bendición de primogénito.  También reaccionó a la búsqueda de mujer por parte de Jacob.  Esaú estaba consciente que sus padres no se llevaban bien con sus dos mujeres, por eso decidió buscar otra.
En el camino a Harán, Jacob tuvo un encuentro personal con Dios.  Hasta entonces, para Jacob YHVH era el Dios de su abuelo Abraham y su padre Isaac.  Él aún no había tenido una experiencia personal con Dios hasta ese día.
Dios mismo le confirmó la bendición que Isaac le acababa de dar, antes de partir. 
Para Jacob era importante recibir esta confirmación en ese preciso momento, ya que no tenía nada, no tenía descendencia, y estaba huyendo de la tierra de la promesa. 
Seguramente se preguntaba si se casaría, si tendría hijos y si volvería algún día a la tierra donde nació, y si volvería a ver de nuevo a su familia.
El Señor le confirmó que sí iba a regresar a la Tierra Prometida. 
Jacob tuvo esta revelación a través de un sueño, pero fue muy vívido, y él quedó impactado.  Él supo que había sido de Dios.
Jacob se dio cuenta que el lugar donde durmió era un lugar especial 
Luego de la señal que hizo a raíz del sueño que tuvo, Jacob hizo un voto. 
Aun cuando el propósito de Dios era uno solo, cada uno de los patriarcas recibieron un llamado diferente en la primera ocasión que oyeron de Dios.
Cada uno de ellos recibió una dirección diferente en relación con la Tierra Prometida, según el momento en que se encontraban en sus vidas.

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