jueves, 26 de mayo de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 25



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 25

Fue hasta después de encontrar mujer para su hijo Isaac, y así asegurar la descendencia de la simiente prometida, que Abraham pensó en su propia necesidad de compañía.

Con Cetura, su nueva esposa, tuvo seis hijos. Aquí no sólo se mencionan los hijos de Cetura, sino también algunos de sus descendientes.
A pesar que Abraham tuvo más hijos, él decidió que su único heredero sería Isaac, porque él era el heredero espiritual de la promesa.  Sin embargo, también veló por sus otros hijos.
Los otros hijos no se fueron desprovistos, pues se les dio bienes materiales.  Sin embargo, Abraham dejó claro que la herencia espiritual, la promesa divina de la tierra, era para el hijo de la promesa. 
La parte más valiosa de la herencia que Isaac recibió de Abraham no era tanto lo material, sino el llamado y el pacto.  Era una herencia espiritual, y la decisión no era propiamente de Abraham sino de Dios.  La Tierra es de Dios, y Él decide a quién se la da.
Isaac debía permanecer en la Tierra de Canaán como extranjero, porque él tenía un llamado, un propósito, un destino en la tierra que aún no poseían.
Isaac y sus medio hermanos no debían vivir juntos como “una tribu”, sino cada quien aparte, cumpliendo cada quien su propósito.  Isaac tenía un llamado espiritual.  Él y su descendencia debían apartarse de las demás naciones para formar un pueblo separado, santo para Dios.  Por eso Dios los llevó a vivir como “extranjeros” en Canaán y en Egipto, hasta hacer de ellos una nación.
En este capítulo también encontramos la genealogía de Ismael.
Es curioso que también los descendientes de Ismael llegaron a formar 12 tribus, al igual que también lo hará Israel. Ismael vivió muchos años 137 en total.
Sus descendientes poblaron el desierto entre Israel y Egipto, y también parte de Arabia.  La mayoría de ellos eran nómadas, y algunos mercaderes.
Abraham murió a los 175 años, cien años después que haber recibido su llamado
Isaac iba a seguir el llamado y la obra iniciada por Abraham.  Así como Dios bendijo a Abraham, también lo hizo con su hijo Isaac, el hijo de la promesa.
A continuación aparece la genealogía de Isaac en la forma de su historia.
Abraham había buscado mujer para su hijo Isaac para asegurarse que la simiente prometida siguiera y se cumpliera el plan de Dios. Curiosamente, la historia se repitió, ya que la mujer de Isaac también era estéril.
Cuando finalmente Rebeca quedó embarazada, la noticia fue que DIOS le dijo que tendría mellizos.  
Pero el principal mensaje era que el mayor serviría al menor. Esto iba en contra de la costumbre, en la que el primogénito era quien recibía la autoridad dentro de la familia.
En su momento, nacieron los mellizos, tal como lo había anunciado el Señor.
Los mellizos no eran gemelos idénticos, más bien, eran muy diferentes, no sólo físicamente sino también en personalidad, carácter y visión de vida.
A Esaú le gustaba el campo, mientras que Jacob prefería quedarse en casa con su madre.  Uno era el favorito de Isaac, y el otro el favorito de Rebeca.
Jacob había preparado un potaje de lentejas, ese día Esaú salió a cazar.
Esaú estaba más preocupado por satisfacer sus deseos temporales que por la herencia familiar.  El se dejó llevar por la carne, y despreció los valores espirituales. Jacob anhelaba la primogenitura, y aprovechó el momento para “comprar el derecho de primogénito” que eventualmente le sería dado a Esaú por haber nacido primero (a pesar que Dios había revelado a Rebeca desde el vientre que el menor sería el primogénito).

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