martes, 17 de mayo de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 16


LECTURA DIARIA
Génesis capítulo 16

Sarai, la esposa de Abram, era estéril, lo que en el mundo antiguo se consideraba una maldición.

Una mujer casada que no pudiera tener hijos era avergonzada por sus semejantes y a menudo se le pedía que diera una sierva a su esposo para poder producir herederos. Los niños nacidos de la sierva eran considerados hijos de la esposa.
Sarai dio a su sierva Agar a Abram como esposa sustituta, Abram, cuando aceptó, estaba actuando de acuerdo con la costumbre de esos días.
Pero esta acción era una falta de fe en la promesa que Dios le había dado.
Diez años antes, Abram creyó que Dios le proporcionaría un hijo. Sarai, a la edad de 75 años, había agotado su fe, y ahora Abram flaqueaba también.
Pese a que Sarai fue la que planeó que Agar tuviera un hijo de Abram, luego culpó a Abram por las consecuencias.
Sarai descargó su ira contra Agar, cuando esta concibió. El trato fue tan cruel que provocó que Agar huyera. La ira especialmente cuando surge de nuestras propias fallas, puede ser peligrosa.
Agar estaba huyendo de su ama y de su problema y el ángel del Señor la encontró a mitad de camino.
El ángel del Señor le aconsejó que regresara y enfrentara a Sarai, la causa de su problema, y que se sujetara a ella. Esto incluía la necesidad de rectificar su actitud hacia Sarai, aunque estuviera justificada.
También le dijo que tendría un niño y que su nombre sería Ismael, “DIOS oye”, cuya descendencia sería multiplicada.
Agar obedeció al ángel del Señor y regresó, y cuando el niño nació le pusieron por nombre Ismael.
Abram trata de remediar esta situación, por caminos legales ciertamente, aunque puramente humanos. Con frecuencia los caminos del Señor no coinciden con los de los hombres.

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