jueves, 8 de septiembre de 2022

Un momento... Una persona con fe hace la diferencia

 


UN MOMENTO CON DIOS

Una persona con fe hace la diferencia

 

 “Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” Romanos (5.20)

 

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.

Todos hemos pecado, no hay quien no haya hecho lo malo alguna vez hacia sí mismo o hacia otros. Contrario a lo que algunos piensan, la vida cristiana no se trata de señalar los errores, acusar a los culpables y castigar a los pecadores, todo el mundo sabemos que somos imperfectos, culpables y merecedores de castigos.

La vida cristiana se trata de como Jesucristo tomó forma de hombre para perdonar nuestros errores, lavar nuestra maldad, sanar nuestras heridas y llenarnos de su gracia.

La gracia de Dios es la capacidad divina recibida por fe que nos permite vivir en santidad diciéndole no a lo malo, de modo que podemos ser dignos de recibir todo el bien del Señor.

El pecado de un hombre afectó a toda la humanidad y las muchas faltas y pecados fueron perdonados en un instante cuando Jesús en forma de hombre murió en la cruz por nosotros.

Un hombre puede hacer la diferencia en toda una generación. Cuando escuchamos hablar de las historias de los grandes y famosos hombres de la Biblia que Dios usó como el Rey David, Moisés, Noé y otros más, solemos pensar que ellos tenían características sobrenaturales que los hacían únicos y por eso fueron usados, pero eso no es lo que cuentan las Escrituras.

Ellos eran hombres normales, con tentaciones, necesidades, temores y debilidades como cualquiera de nosotros, la diferencia fue que creyeron en su corazón que había un Dios que quería usarlos y aceptaron entregarle el control total de su vida cuando Él llamó a la puerta de su corazón.

No se trata de cuánto mal y cuánto pecado haya en cada uno de nosotros. Se trata de si estamos dispuesto a permitir que Dios nos perdone y tome el control de todo nuestro ser.

Cada uno de nosotros podemos hacer la diferencia, nuestras decisiones, nuestra fe, nuestro valor, nuestro coraje, nuestro compromiso por amar a Dios y obedecerle es lo que Él puede y quiere usar para cambiar la sociedad alrededor de cada uno de nosotros.

Necesitamos creer en el poder y las promesas de Dios, sin dudar, creer y estar dispuestos a obedecer voluntariamente a Dios, salir de nuestro mundo y apartarnos del pecado.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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