UN MOMENTO CON DIOS
¿Prueba o tentación?
“No nos metas en tentación”. (Mateo 6.13)
La tentación es una experiencia común de todos los seres humanos, sean cristianos o no. Pablo dice en 1 Corintios 10.13 que toda tentación es "humana". Cómo enfrentarse a la lucha de la tentación es una característica de la autenticidad de nuestra fe o nuestra falta de ella.
Las pruebas que el Señor permite en nuestra vida para fortalecernos también pueden convertirse en tentaciones. Pudieran ser incitaciones al pecado y no un medio para el crecimiento espiritual.
Cada dificultad que se me
presenta me fortalece porque obedezco a Dios y me mantengo confiado en su
cuidado y poder, o me lleva a dudar de Dios y a desobedecer su Palabra.
Cada prueba tiene muchas características para convertirse en tentación. La
diferencia está en cómo reaccionar ante ella. No ha de culparse a Dios
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios
no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie”. (Santiago 1.13)
Aunque algunos creen en el antiguo concepto de que Dios es responsable de
nuestra tentación y de nuestro pecado, Santiago prohíbe tal concepto en el
versículo de hoy.
Santiago advierte contra el justificar nuestro pecado y culpar a Dios en medio
de nuestra lucha contra la tentación.
Cuando estemos luchando con la
tentación y casi a punto de rendirnos, no nos justifiquemos diciendo que Dios nos
está tentando.
Suponiendo que nadie acuse a Dios de hacer que él peque, Santiago quiere decir
que no debemos ni siquiera pensar en Dios como la causa de nuestros pecados.
La mayoría de las personas no
llegan tan lejos como para ver a Dios como el tentador directo, pero sí creen
que Dios es indirectamente el culpable por haber permitido la situación y la
posibilidad del fracaso.
Pero Dios no es el causante
directo de la tentación, ni es siquiera su causa remota.
Nunca nos consideremos una
víctima de la providencia de Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
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