martes, 6 de septiembre de 2022

Un momento... No hay poder como el de Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

No hay poder como el de Dios


“Yo soy el Primero y el Último; no hay otro Dios. ¿Quién es como yo? Que se presente y les demuestre su poder; que haga lo que yo he hecho desde tiempos antiguos cuando establecí a un pueblo y expliqué su futuro. No tiemblen; no tengan miedo. ¿Acaso no proclamé mis propósitos para ustedes hace mucho tiempo? Ustedes son mis testigos, ¿hay algún otro Dios? ¡No! No hay otra Roca, ni una sola”. (Isaías 44. 6 - 8)

 

El poder de nuestro Dios no tiene límites, nada puede frenarlo, controlarlo ni contenerlo, no conoce de distancias, tiempo, derrotas ni intimidaciones, Su poder es total, permanente y dominante sobre cualquier poder que haya existido en la historia de la humanidad.

¡Nada está fuera del control de Dios! Nada sucede sin que Él lo permita y todo lo que Él decide hacer nada ni nadie lo puede detener.

Fue su poder el que levantó a su Hijo Jesucristo de la muerte y el que está disponible hoy en día para todos aquellos que son llenos del Espíritu Santo y viven una vida de santidad y de dependencia total de Él.

Una experiencia real y personal con Dios siempre nos expondrá a ser marcados y transformados por su poder, solamente en Él encontraremos el poder para vivir en verdadera libertad. Conocerlo cambiará nuestra vida.

Dios no duerme ni se adormece “Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá. En efecto, el que cuida a Israel nunca duerme ni se adormece”. (Salmo 121.3 - 4)

Cada porción de la Biblia está escrita para revelarnos una porción del corazón de DIOS y una parte de su carácter y personalidad.

Él quiere revelarse a nuestra vida para que confiemos y descansemos, que estamos en las mejores manos, que Él, no solo nos cuida, sino que es el que abre el camino para una vida de bendición.

Sin importar cómo esté la situación a nuestro alrededor, qué pronósticos sociales o económicos haya, cuánto crezca la inseguridad o qué tan fuerte sea la adversidad en la que vivimos necesitamos saber que Dios sigue siendo el Rey que tiene todo el poder y la última Palabra de todo lo que sucede.

Él está buscando corazones dispuestos a creer en Él, una pequeña puerta abierta por la fe donde Él pueda entrar para transformar, primeramente, a cada uno que abra su corazón, y después a quienes lo rodean y porque no incluso influenciar la sociedad a la que pertenece.

El poder de Dios no es un poder pasivo que dependa de nosotros, es un Poder supremo activo que siempre está en movimiento, somos nosotros quienes dejamos que las adversidades nos hagan adormecernos en nuestra fe y bajar nuestro compromiso de buscarlo, seguirlo y conocerlo cada día.

Pero somos también nosotros quienes podemos arrepentirnos de vivir alejados de Él y doblar nuestras rodillas una vez más para pedirle que vuelva a establecer su Reino en nuestra mente y corazón.

Nuestra falta de experiencia con su poder nos hace tener una confianza y una esperanza muy frágil que no son capaces de esperar por sus tiempos, sus maneras y su perfecta Voluntad.

Invitemos al poder de Dios a tomar el control total de nuestra vida una vez más. Seamos una puerta abierta a través de la cual todo Su amor y fidelidad puedan entrar e invadir nuestras vidas, la de nuestra familia y la de todo el entorno en el que nos desarrollamos.

Aunque no lo podamos ver, confiemos en el Señor con todas nuestras fuerzas, busquémoslo perseverantemente y seamos el canal a través del cual Dios establezca Su poder una vez más.

“Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda” …

(Salmo 37.5)

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

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