UN
MOMENTO CON DIOS
Poniendo
en alto el nombre de Dios.
“Te haré fructífero y multiplicaré tu descendencia. Haré de ti una multitud de naciones.” (Génesis 48.4)
Cuando
hemos conocido a alguien que deja una grata impresión en nosotros, cuando
visitamos un lugar sorprendente o recibimos un servicio o atención más allá de
nuestras expectativas solemos recomendar a esta persona o lugar con los demás.
¿Cómo
lo hacemos? Hablamos de todo lo bueno que vivimos agregando un énfasis en lo
que más disfrutamos, es como si pusiéramos el nombre de este lugar o de esta
persona en alto para que todos los que nos rodean lo puedan ver claramente.
La Real
Academia Española menciona como sinónimo de engrandecer o ensalzar a algo o a
alguien la palabra: “bendecir”. Es decir que cuando resaltamos todo lo bueno y
admirable de alguien lo estamos bendiciendo pues estamos aportando para que su
fama y reputación crezca ante otras personas. ¿Cuál es el resultado de bendecir
a alguien?
Una
buena manera de entenderlo es con los “reviews” o reseñas que ahora son
populares en diversos sitios de Internet, la suma de las recomendaciones o
buenas reseñas de todas las personas que han usado cierto producto o asistido a
cierto hotel o restaurante dan como resultado que esto que recomendamos se
coloque en el primer lugar de su categoría, dicho de otro modo, se hace el
favorito de la gente pues todos quieren experimentar lo bueno y único que hay
allí.
La
bendición entonces atrae la preferencia, atrae el favor. Solemos usar como frase
la expresión: “que Dios te bendiga” pero ¿qué es lo que realmente estamos
diciendo al hacerlo?
Que el
favor y la preferencia de Dios estén sobre ti. Dios nos quiere bendecir,
es decir, quiere que en la medida que nosotros ponemos su nombre en alto
nuestra vida sea un ejemplo de todo lo bueno que Él tiene para quienes confían
en Él.
Desear
la bendición de Dios es desear que todo lo bueno de Él fluya a través de
nosotros para que otros sean alcanzados y atraídos a su amor.
A lo
largo y ancho de la Biblia nos encontramos a Dios bendiciendo a diferentes
personas.
En este
versículo Jacob habla de un momento en el que Dios se le apreció y lo bendijo
con estas palabras: “Te haré fructífero y multiplicaré tu descendencia. Haré de
ti una multitud de naciones, y daré esta tierra… a tus descendientes como
posesión perpetua.”
Dios se
le apareció a Jacob para decirle todo esto bueno que yo tengo te lo quiero dar
a ti y a tus hijos. Cuando Dios bendijo a Jacob también lo estaba
engrandeciendo, estaba dándole algo exclusivo para él y para sus hijos.
Dios
nos quiere bendecir para que seamos de bendición, para que otros sepan que Él
sigue interesado en relacionarse con las personas, para que los demás sean
atraídos por la plenitud de nuestras vidas y puedan ser guiados a los pies de
nuestro Salvador.
¡No
somos engrandecidos para poner nuestro nombre en alto o para que otros vean “lo
buenos que somos”!
Sino
para que la gente al conocernos y ver nuestra manera de vivir sean atraídos
al amor de nuestro Dios.
Dios
les bendiga abundantemente.
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